Meditaciones para Navidad por Fray Luis de Granada

Etiquetas: Navidad / Meditación
Meditaciones para Navidad por Fray Luis de Granada

Meditaciones sobre el tiempo de Navidad basado en textos de fr. Luis de Granada.


El Verbo se hizo carne y nació de María Virgen

Invocación

"Entre todos los pasos y misterios de la vida santísima del Salvador, uno de los más dulces y más devotos y más llenos de maravillas y doctrinas es este de su glorioso nacimiento. En este día, dice la Iglesia, los cielos están destilando gotas de miel por todo el mundo, y en este día nos amaneció el día de la redención nueva, de la reparación antigua y de la felicidad eterna.

Salid, pues, ahora, hijas de Sión, como dice la Esposa de los Cantares, y veréis al rey Salomón con la corona que lo coronó su madre en el día de su desposorio y en el día de la alegría de su corazón.

¡Oh almas devotas y amadoras de Cristo, salid ahora, con el espíritu, de todos los cuidados y negocios del mundo y, recogidos en uno todos vuestros pensamientos y sentidos, poneos a contemplar el verdadero Salomón, pacificador de los cielos y la tierra...."

 Contemplación

"Almas devotas, venid a ver al Hijo de Dios, no en el seno del Padre, sino en los brazos de la Madre; no entre los coros de los ángeles, sino entre unos viles animales; no sentado a la diestra de la Majestad en las alturas, sino reclinado en un pesebre de bestias; no tronando ni relampagueando en el cielo, sino llorando y temblando de frío de un portal... 

Este es el día de la alegría secreta de su corazón, cuando, llorando por de fuera como niño pequeñito, se alegraba de dentro por nuestro remedio como verdadero Redentor.

Pues en este día tan glorioso y de tanta virtud... se cumplieron los días del parto de la Virgen, y llegó aquella hora tan deseada de todas las gentes, tan prometida en todos los tiempos, tan cantada y celebrada en todas las Escrituras divinas. Llegó aquella hora de la cual pendía la salud del mundo, el reparo del cielo, la victoria del demonio, el triunfo de la muerte y del pecado, por la cual lloraban y suspiraban los gemidos y destierro de todos los santos.

En la media noche, muy más clara que el mediodía, cuando todas las cosas estaban en silencio y gozaban del sosiego y reposo de la noche quieta, y en esta hora tan dichosa, sale de las entrañas virginales a este nuevo mundo el unigénito Hijo de Dios...."

Lección de Humildad

"En esta dichosa hora, la omnipotente Palabra de Dios, habiendo  descendido de las sillas reales del cielo a este lugar de nuestras miserias, apareció vestido de nuestra carne y acompañado de todas nuestras bajezas y flaquezas, excepto las de ignorancia y malicia, con que nacemos los otros hombres......

Yo soy {dice Jesús} también hombre mortal, como los otros, del linaje terreno de aquel que primero que yo fue formado,  y en el vientre de mi madre tomé sustancia de carne,  y después de nacido recibí este aire común a todos, y caí en la misma tierra que todos, y la primera voz que di fue llorando como todos los otros niños, porque ninguno de los reyes tuvo otro origen en su nacimiento, porque todos tienen una misma manera de entrar en la vida y una manera de salir de ella....

Vedle aquí, pues, con principio, a quien era sin principio. Ved hecho al que es hacedor de todas las cosas, que sabe ya de bien y de mal, que sabe de llorar, sabe de penas, sabe de lágrimas, sabe de trabajos. De todo sabe, y no poco, sino mucho.., pues él es varón de dolores y que sabe de enfermedades"  

Lección desde la cátedra del divino pesebre

Un pesebre por cuna

"Salido el santo niño a esta luz, la Virgen lo acostó en un pesebre, porque no había otro lugar en aquel mesón (Lc 2,7). ¿Quién no se espantará de ver al Señor de todo lo criado acostado en un pesebre de bestias? ¿Cómo se trocó el templo por el establo? ¿Cómo se mudó el cielo por el pesebre?

Creo cierto que cuando los santos, algunas veces en la contemplación, salían de sí y quedaban enajenados y transportados en Dios, era considerando esta tan grande maravilla y esta tan grande muestra de la divina bondad y caridad...

Pues hasta aquí llegó la bondad y la misericordia y el amor de Dios para con los hombres, a hacer tales cosas por ellos, que aquellos mismos por quien las hacía las tuviesen por locura. Elegantemente dijo un sabio que amar y tener seso apenas se concede a Dios. Porque así vemos aquí a Dios, ya salido de sí y transformado en el hombre, tomando lo que no era, sin dejar de ser lo que era, por la grandeza del amor".

Lección de humildad

"Perseverando más  en la consideración de este sagrado pesebre, hallarás en él motivos no sólo para el conocimiento de aquella soberana bondad y amor de Dios, sino también para toda virtud.

Aquí aprenderás humildad de corazón, aquí menosprecio del mundo, aquí aspereza de cuerpo y aquí aquella desnudez y pobreza de espíritu tan celebrada en el Evangelio. Sabía muy bien este médico y maestro del cielo cuánta paz e inocencia mora en la casa del pobre de espíritu, y cuántas guerras y desasosiegos y cuidados trae consigo el desordenado amor de las riquezas, y por esto luego, desde la cuna del pesebre, como de una cátedra celestial, la primera lección que leyó y la primera voz que dio fue condenando la codicia, raíz de todos los males, y engrandeciendo la pobreza de espíritu y la humildad, fuente de todos los bienes".

 ¡Dichosa casa!

"¡Oh dichosa casa! ¡Oh establo más glorioso que todos los palacios de los reyes, donde Dios asentó la cátedra de la filosofía del cielo, donde la palabra de Dios, enmudecida, tanto más claramente habla cuanto más calladamente nos avisa!

Mira, pues, hermano, si quieres ser verdadero filósofo, no te apartes de este establo, donde la Palabra de Dios, callando, llora;  mas este lloro es más dulce que toda la elocuencia de Tulio y aun que la música de todos los ángeles del cielo".

Jesús, dulce nombre, salvador

Humildad y grandeza

"Dos cosas has de considerar siempre, hermano, en la persona de Cristo: conviene a saber, quién era  y a lo que venía. Si miras quién Él era, a Él convenía toda gloria...; mas si miras a lo que venía, a Él convenía toda humildad y toda pobreza, porque venía a curar nuestra soberbia. Por eso, si miras atentamente, hallarás en todos los pasos de su vida santísima, juntas en uno siempre..., grande humildad y grande gloria.

Grande humildad es ser Dios concebido, mas grande gloria  es ser concebido del Espíritu Santo. Grande humildad es nacer de mujer, pero grande gloria es parir una Virgen. Grande humildad  es nacer en un establo, pero grande gloria es resplandecer en el cielo. Grande humildad  es ser circuncidado, pero grande gloria  es el nombre que allí le ponen de Salvador...

 Y por esto, si te escandaliza la humildad de Cristo, para no creer que es Dios el que ves tan humillado, mira la gloria que acompaña a esa humildad..."

Circuncisión y dolor

"Considera, hermano.., cómo luego, al octavo día, quiso el Salvador comenzar a hacer oficio de redentor, que es padecer trabajos y derramar sangre por nuestro remedio.

Donde primeramente debemos pensar qué dolor sentirían las entrañas de la sacratísima Virgen viendo aquel santo niño en tan tierna edad comenzar a padecer ya de su carne y de su sangre.

Considera también al Niño Jesús..., llorando y derramando lágrimas por la grandeza del dolor de la herida, el cual era tan grande, que algunas veces acaecía morir de él..... Y ¿qué sentiría otrosí el  santo José , que por ventura fue el ministro de esta circuncisión? ¿Con qué compasión ejercería este oficio, y con qué entrañas sentiría este dolor...?

¡Oh Esposo de sangre y Rey de gloria, desposado con la naturaleza humana, que tan grande fue el amor que tuviste para con los hombres y el rigor para contigo...! ¡Oh Sol de justicia, arrebolado por la mañana y por la tarde, esto es, en el nacer y en el morir, teñido y colorado de sangre! ..."

Jesús, Salvador

"Este glorioso nombre, "Jesús", fue el primero pronunciado por boca de los ángeles... Bendito sea tal nombre, y bendita tal salud, y bendito el día que tales nuevas fueron dadas al mundo.

Hasta aquí, Señor, todos los otros salvadores que enviasteis al mundo eran salvadores de cuerpos  y eran salvadores de carne, que ponían en salvo las haciendas y las casas y las viñas y dejaban perdidas las almas, hechas tributarias del pecado.... Pues ¿qué le aprovecha al hombre conquistar y señorear al mundo si él queda esclavo del pecado..?

Pues para remedio de ese mal es ahora enviado este nuevo Salvador, para que sea cumplida salud de todo el hombre, que salvando las almas remedie los cuerpos y, librando de los males de culpa, libre también de los males de penas, y así deje a todo el hombre salvo...

¡Oh bienaventurada salud, digna de tal Salvador y de tal Señor! Desee cada uno la salud y los bienes que quisiere....,  tenga en más la muerte del cuerpo que la del alma; mas yo desearé con el santo patriarca esta salud, y desfallecerá mi alma deseándola..."

Fray Luis de Granada. O.P.

Fr. Luis de Granada