En la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del XVIII la predicación del Beato Francisco de Posadas llegó a toda Andalucía. Fraile humilde, austero y penitente, nos ofrece en la Carta del Esposo este texto sobre la oración:
“La oración es comida que sustenta, conversación que regala, trato que entretiene y sueño dulce donde el alma descansa. ¿Pues cómo no la tenéis? ¿Cuál estáis sin oración? Díganlo vuestras obras que salen disparatadas como las del que no come ni duerme...
Dice el Señor: ¿Cómo os trato Yo en la oración? ¿Acaso no os oigo? ¿No os regalo? ¿No os enternezco? ¿No os perdono?... ¿No inflamo vuestras voluntades? ¿No regalo vuestras memorias? ¿No endulzo vuestras almas? ¿No purifico vuestras conciencias?... Pues, ¿por qué no me tratáis?... Ea, venid y tratadme, que soy como las flores, que cuanto más se tratan y manosean os sueltan mayor fragancia.
Si queréis sentir mis olores, venid y tratadme, no me dejéis de la mano, y veréis cómo camináis al olor de mis fragancias, como lo hacen las esposas...
Orad, que si sois malos, Yo os haré buenos; si tibios, os pondré fervorosos; si imperfectos, hallaréis la perfección...Orad, orad y conoceréis lo que soy para vosotros”.