En 1821 nace nuestro mártir en Cortes, Quirós - Asturias. Desarrolla su misión en Viêt-Nam, donde sufrirá cruel martirio en 1855, meses después de su consagración episcopal. Testimonio de su entrega generosa al servicio al Evangelio es esta carta que escribe a sus padres en la que no falta algún rasgo de buen humor a pesar de la persecución:
“Inolvidables padres y hermanos:
Con el temor de escribir a muertos y en la confianza de que cuando reciban esta - si alguno vive- lo estaré yo también, pasaré gustoso la noche dando cuenta de los exquisitos trabajos: Persecución cruel, hambre extremada y guerra civil, son los tres azotes con los que el Señor nos regala.
No tenemos un día de paz... Así va uno envejeciendo (17 años) y mis barbas, cansadas de un país tan ingrato, se caen a puñados; yo tampoco cuido de su suerte. Las ganas de comer jamás me abandonan, son leales a pesar de estar en un punto en donde nada abunda tanto como el hambre, ellas me siguen a doquiera y resisten los fuertes ataques de nuestros muchachos. Muchas veces había oído hablar del hambre, pero jamás había visto los estragos que hace este año. Los niños en peligro de muerte serán más de vintidós mil. Es una cosa digna de elogio ver a los cristianos ir por los pueblos en busca de niños enfermos. Hay personas que están dos meses fuera de casa a la caza de estos párvulos.”