En la historia de la Orden de Predicadores sorprende la escasez de frailes memorables por su quehacer en el arte de la música. Puestos a seleccionar no cabe sino señalar a Fray Tomás de Santa María, organista, compositor y gran teórico musical. Sus piezas de arte y ensayo siguen siendo hoy día repertorio de conciertos selectos. De entre ellas escuchamos "Las Fantasías de Tono I, II, y V" de su gran obra "El arte de tañer fantasía", interpretadas en el órgano del Monasterio de Sancti Spiritus de Toro (Zamora) por Fray José Sixto Castro Rodríguez, O.P.
La vida litúrgica y el rezo coral del oficio divino, integrante sustancial de la vida dominicana puede hacer esperar una mayor florecimiento del arte musical, pero tal vez haya sido la forma breve y suscinta de nuestro rezo coral la que no propiciase el desarrollo de este arte. El propio Fray Tomás de Santa María en el prólogo de su obra, ya citada, se queja del escaso aprecio que se hace a su alrededor del arte de la música, a la par que la defiende como integrante de la alabanza divina:
“Cumplo con el instituto de mi Orden en tañer órganos, como mis prelados me lo mandan...No me tengo por extraño, ni por ajeno al instituto. No solamente se quiere servir a Dios en ella (la Orden) con la predicación del evangelio, mas en loarle, bendecirle y predicarle, para lo cual no es poco bueno y acertado medio la música, así de voces humanas como de otros instrumentos sonoros.”