Al empezar
- Ponerse en Presencia de Dios: está aquí. me ama, me mira
- Un Padrenuestro, despacio
- En silencio: adorar
- Humildad, sentirse dependientes de Dios. Necesitados de todo
- Nos acercamos al trono de la misericordia
- Dar gracias: Por la vida que tengo. Por el día de hoy…
- Pedirle perdón.
- Pedir la gracia de vivir este día de Ejercicios Personalizados.
Día 7: Dios quiere que viva en armonía y serenidad
Dios quiere que viva en armonía y serenidad. Juan Pablo II: “Toda persona tiene derecho a vivir en serenidad”.
¿Tengo serenidad-equilibrio?
¿transmito serenidad, paz, alegría?
¿Cómo estoy de mal genio?
¿Tengo la vida complicada?
(Reflexiona sobre esto. Escribe)
La serenidad es un decisión de la voluntad. Depende de mi: “Voy a vivir en paz”, y poner todos lo medios para ello. “La paz os dejo”, dice Jesús.
Muchas cosas no se pueden cambiar: enfermedades, la muerte, etc.
Pero puedo cambiar mi actitud y tener una actitud positiva.
Por otra parte, no existe la serenidad total: Hay que buscar momento, espacios de serenidad. Ahora en la oración. ¡Serenidad! ¿Tengo esos momentos?
Tengo que amasarme.
¿Dónde está la cizaña en mí?
Escribe. Reza un poco a partir de Isaías 11, 6-9
Ezequiel 34,25; 37,26-27 “Señor, no permitas que yo me construya un Señor a mi medida”. Santifica lo que tengo, completa lo que me falta.
Señor, que junto a la amabilidad, sepa poner sacrificio,
que junto a la comprensión sepa poner exigencia,
que junto a la sencillez, sepa pone espíritu combativo,
que junto a la paz, sepa poner consagración al ideal.
Al terminar
- Adoras en silencio. El tiempo que creas necesario.
- Puedes repetir la palabra o idea que más te haya llamado la atención.
- Das las gracias por el rato que has pasado en su presencia.
- Rezas despacio un Avemaría a Nuestra Señora.