Al empezar
- Ponerse en Presencia de Dios: está aquí. me ama, me mira
- Un Padrenuestro, despacio
- En silencio: adorar
- Humildad, sentirse dependientes de Dios. Necesitados de todo
- Nos acercamos al trono de la misericordia
- Dar gracias: Por la vida que tengo. Por el día de hoy…
- Pedirle perdón.
- Pedir la gracia de vivir este día de Ejercicios Personalizados.
Día 11: El programa de Jesús
Lee despacio dos o tres veces:
Mc. 10,17-27
¿Qué me dice esta escena del Evangelio?
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Podría pensar en alguna opción, tomar alguna determinación?
Reflexiona
Ora en silencio
Escribe alguna idea.
Señor, ayúdame a comprender tu Espíritu.
Sabes lo que quieres. Tienes, Señor, una claridad absoluta sobre los objetivos que te propones:
Reino de los cielos
Perdón de los pecados
Consuelo de los que sufren
Evangelización de los pobres.
¡Vaya programa!
Consagras, Señor, tu vida al ideal sin desfallecimiento en las tareas de cada día.
“A la mañana mucho antes de amanecer se levantó, salió y fue a un lugar desierto y allí oraba”.
Llevas una vida austera:
Largas caminatas seguidas de actividades apostólicas.
Vida al aire libre, expuesta a los rigores del clima, sin tener donde reclinar la cabeza.
Adoptas una postura de valentía, de ataque, en toda tu actuación:
Al arrojar a los mercaderes del templo.
Al contestar a los emisarios de Herodes.
Al marchar a Jerusalem.
Al contestar ante el tribunal.
Hablas claramente. Presentas tu programa sin fingimientos, sin miedo a que se puedan marchar tus discípulos.
Este es el programa de Jesús.
Todos los cristianos tenemos algo que ver, que vivir de todo esto.
Al terminar
- Adoras en silencio. El tiempo que creas necesario.
- Puedes repetir la palabra o idea que más te haya llamado la atención.
- Das las gracias por el rato que has pasado en su presencia.
- Rezas despacio un Avemaría a Nuestra Señora.