Al empezar
- Ponerse en Presencia de Dios: está aquí. me ama, me mira
- Un Padrenuestro, despacio
- En silencio: adorar
- Humildad, sentirse dependientes de Dios. Necesitados de todo
- Nos acercamos al trono de la misericordia
- Dar gracias: Por la vida que tengo. Por el día de hoy…
- Pedirle perdón.
- Pedir la gracia de vivir este día de Ejercicios Personalizados.
Día 19: Humanizar los conflictos
Vamos a reflexionar sobre la tarea reconciliadora, que es bastante compleja.
Reconocer los conflictos:
Tener el valor de reconocer y denunciar los conflictos.
Llamar las cosas por su nombre.
Esta tarea profética es fuente de sufrimiento.
El sufrimiento es el precio que tengo que pagar si quiero conseguir una reconciliación efectiva: reconocer mis pecados, mis heridas.
Denunciar el pecado
Hay conflictos que no son pecado; otros si.
También es cierto que la raíz de muchos conflictos son el pecado y la injusticia.
Tengo que denunciarlos en mi, desenmascararlos: los odios, resentimientos, atropellos, etc.
Humanizar los conflictos: Tener paciencia.
Humanizar es trabajar por la reconciliación.
¿Cómo es mi apasionamiento?
¿En qué clima vivo, de nerviosismo, etc?
Superar los dogmatismos.
Intentar tener entrañas de misericordia.
Aproximar posturas:
Sanear fanatismos.
Extremismos.
Intolerancias.
Sembrar: serenidad.
Tolerancia.
Respeto mutuo.
Reconstruir la relación fraterna.
Tengo que ser un promotor de la cultura del diálogo:
Buscar acercamiento.
Convivencia.
Todo esto necesita una fuerte decisión de la voluntad, necesita un aprendizaje.
Esta es la geografía de la reconciliación:
¿Dónde encuentras más dificultad? Piensas en ello y escribe: lo que te cuesta más, donde tropiezas, lo que te quita la paz.
¿Qué puedes mejorar? ¿Por dónde empezar? ¿No te valen estas ideas como un gran ideal?
Escribe. Ora todo lo que puedas.
Al terminar
- Adoras en silencio. El tiempo que creas necesario.
- Puedes repetir la palabra o idea que más te haya llamado la atención.
- Das las gracias por el rato que has pasado en su presencia.
- Rezas despacio un Avemaría a Nuestra Señora.