Al empezar
- Ponerse en Presencia de Dios: está aquí. me ama, me mira
- Un Padrenuestro, despacio
- En silencio: adorar
- Humildad, sentirse dependientes de Dios. Necesitados de todo
- Nos acercamos al trono de la misericordia
- Dar gracias: Por la vida que tengo. Por el día de hoy…
- Pedirle perdón.
- Pedir la gracia de vivir este día de Ejercicios Personalizados.
Día 21: El camino de la humildad
Lo que importa a Dios es el corazón.
Crear en nosotros un manantial: la vida de Dios. Lee despacio y ora:
Mateo 6,1-6 y 16-18
La oración es la posibilidad de acercarnos a ese manantial que es Dios.
La misa y la comunión son la fuente de agua viva.
“Tu Padre ve lo escondido”.
Acercarnos con humildad: Lc. 9,22-25.
Hay que padecer mucho.
Cristo escogió el camino de la humildad:
Su nacimiento.
No tenía donde reclinar su cabeza.
Pasión y muerte.
Ahora haces el Vía Crucis: te pones de pie, te arrodillas:
Cristo condenado a muerte
Jesús con la cruz a cuestas
Jesús cae por primera vez
En el camino, encuentra a su Madre
El Cirineo ayuda a llevar la cruz a Jesús
La Verónica limpia el rostro del Señor
Segunda caída del Señor
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
Jesús cae por tercera vez
Jesús es despojado de sus vestiduras
Jesús es crucificado
Jesús muere en la Cruz
Jesús en los brazos de su Madre
- Jesús es sepultado – pero Vive (ahí tienes el Sagrario)
En cada estación puedes hacer una pequeña oración o rezar un Padre Nuestro. Es bueno que hagas peticiones, por ti, familia, necesidades, por nuestro mundo.
Toma alguna nota y despídete del Señor.
Al terminar
- Adoras en silencio. El tiempo que creas necesario.
- Puedes repetir la palabra o idea que más te haya llamado la atención.
- Das las gracias por el rato que has pasado en su presencia.
- Rezas despacio un Avemaría a Nuestra Señora.