La reforma religiosa en España
La reforma religiosa en la España del siglo XV liderada por los Reyes Católicos y el cardenal Cisneros buscaba revitalizar la espiritualidad desde dentro.
Ante las muchas carencias y deficiencias de la Iglesia española del siglo XV, se emprendió una reforma religiosa en el reinado de los Reyes Católicos –Fernando II de Aragón (1452-1516) e Isabel I de Castilla (1451-1504)–, impulsada por el franciscano Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517), que era el cardenal primado, es decir, el más alto cargo de la Iglesia en España. El objetivo era revitalizar la vida espiritual en todos los ámbitos eclesiales: obispos, clero secular, Órdenes religiosas y pueblo fiel.
Se quería hacer una reforma desde dentro de la propia Iglesia, pues éste era el mejor modo de que realmente fuera fructífera. Sus puntos esenciales fueron los siguientes:
- buscó el retorno a Jesús y su Evangelio;
- propició el encuentro personal con Dios para erradicar la superficialidad y el ritualismo que se vivía por entonces;
- y emprendió la evangelización y catequización del pueblo fiel por medio de buenos predicadores.
En esta reforma influyó mucho el Renacimiento, pues los centros de estudios y los grandes conventos y monasterios se preocuparon por adquirir esas antiguas obras griegas que habían llegado a Europa con la caída del Imperio Bizantino y que, traducidas al latín, se estaban difundiendo gracias a la imprenta. Esto enriqueció enormemente el pensamiento teológico, influyendo, lógicamente, en las Universidades de Salamanca y Alcalá de Henares, fundada por el cardenal Cisneros en 1499.
El objetivo era revitalizar la vida espiritual
El pensamiento griego da mucho valor al ser humano y lo estudia con detalle. Y ello se aplicó teológicamente para desarrollar la idea de que la persona está hecha a imagen y semejanza de Dios.
Así, los maestros espirituales centraron la búsqueda de Dios en la persona: en lo más profundo de ella, desarrollando una espiritualidad mística que trata de describir lo que experimentamos en nuestro interior cuando contemplamos a Dios. También se le dio gran importancia a la oración mental, es decir, a la que realizamos de modo privado y sin ningún rezo vocal. Tanto a nivel teológico como a nivel puramente espiritual, los autores de esta época tomaron como principal modelo a Jesús.
¿Cómo influyó el erasmismo en la espiritualidad española?
Hay un factor importante que ayudó a prender la chispa de la mística española: la llegada de las obras de Erasmo de Rotterdam (1469-1536), las cuales exponen un pensamiento humanista denominado erasmismo. Este autor recibió desde pequeño una buena educación humanista, ingresó como canónigo regular y se ordenó sacerdote.
Pronto salió del convento, realizó estudios en París y se doctoró en Turín. Se dedicó a viajar y dar clases de teología y griego. Cuando surgió el problema protestante, decidió permanecer neutral, de tal forma que, si bien no abandonó la Iglesia católica, reconoció en la Reforma protestante varios elementos positivos, como son el que espiritualmente valore mucho al laicado –pues los clérigos y los religiosos no son los únicos que pueden alcanzar la santidad– y el que promocione la lectura de la Biblia entre el pueblo fiel en su lengua nativa –lo cual estaba prohibido por la Iglesia católica, por miedo a que la Palabra de Dios fuese mal comprendida–.
Pero su neutralidad le llevó a ser muy atacado por ambas partes, y sus libros acabaron en el Índice de libros prohibidos de la Iglesia católica.
¿Qué quería Erasmo de Rotterdam?
El objetivo de Erasmo era aplicar a la espiritualidad cristiana el humanismo clásico de los autores griegos y romanos. Para ello consideraba imprescindible retornar a las fuentes de la espiritualidad cristiana: los evangelios y san Pablo. Asimismo, le daba una extraordinaria importancia a la oración mental como camino hacia la interioridad, pero rechazando de modo exagerado la oración vocal, la liturgia, las prácticas ascéticas y los actos de piedad.
¿Cuál fue la obra clave de Erasmo en España?
Su obra más importante, el Manual del caballero cristiano (1503) –más conocida por su nombre latino: Enchiridion militis christiani–, fue publicada en España en 1528 y tuvo un éxito fulgurante, pues los centros de estudios, los conventos y las personas cultas y pudientes se apresuraron a comprarla. Pero pronto se vio que, si bien Erasmo aportaba en ella elementos novedosos a la espiritualidad, sin embargo, atacaba demasiado la vida religiosa y ciertos elementos importantes de la espiritualidad cristiana. Por ello, sin necesidad de que fuese prohibida, esta obra dejó de difundirse. Años después, en 1559, pasó al Índice de libros prohibidos en España.