Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él

Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él

Reflexión bíblica de fray José Fernández Moratiel, fundador de la Escuela del Silencio


El amor no siempre nos enriquece, el amor lo primero que hace es empobrecernos, lo entregamos todo. Todo ha de ser ofrecido y entregado a Dios. Para él son todas nuestras cosas, toda nuestra vida.

En el silencio se aprende este despojo, se aprende a desapropiarse. El silencio es el ofrecimiento de toda nuestra vida a Dios.

Ahí en el desapropio existirá un alivio y una epifanía de Dios. Dios empezará a irrumpir en nuestro despojo.

Todo puede ser un obstáculo para esta epifanía de Dios; por eso todo se ha de silenciar.

Dios necesita nuestro silencio. Pero Dios merece también nuestro silencio, para él son todas las cosas.