El Jubileo de la Misericordia

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El Jubileo de la Misericordia


El 8 de diciembre de 2015 el Papa Francisco abría la Puerta Santa de la Basílica Vaticana iniciando así el año Santo de la Misericordia. Fr. Carlos Bernal explica qué es lo que celebramos en este Año Santo.


Seguramente que a algunos de nuestros vecinos, de nuestros amigos e incluso de nuestros familiares el “jubileo” y la “indulgencia plenaria” no les dice nada; ni les mueve ni conmueve a vivir el año jubilar con un talante especial. Esos dichos tienen para ellos un sabor envejecido, rancio, les suena a tiempos eclesiales decididamente superados. Les parece que son escombros de una iglesia caduca y derruida.

No obstante, el sorprendente Papa Francisco, sin dejarse amedrentar por el “qué dirán”, ha convocado “a cuantos lean su carta” Misericordiae vultus” a vivir el jubileo y a obtener la indulgencia plenaria. ¿Por qué la obstinación de Francisco? Tal vez le hayan movido a tomar esta iniciativa, los sentimientos que comparte confidencialmente con quienes lean su carta: “¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamos de la misericordia como signo del reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros”.

A pesar del escaso marketing que el Jubileo de la misericordia pueda tener para algunos, para nosotros, los cristianos, este Año santos es un tiempo de gracia.

  • Un tiempo para dejarse querer por el amor entrañable de Dios.

A menudo, nos preocupa más amar a Dios que dejarnos amar por él que, como asegura San Juan, él nos amó primero. Al experimentar que él nos ama, nos cuesta menos amarle a él y a los hermanos; al sentirnos perdonados por él caen por tierra nuestros mezquinos argumentos para no perdonar. Nos vendría muy bien a todos –creyentes o no- no perder este tiempo. Seríamos más felices y nuestro mundo, -tan enfermo y dolorido- sería más dichoso; gozaría de buena salud.

  • Un año para el júbilo, para disfrutar de la vida plena.

La alegría y el júbilo, son mucho más que la risa y que el jolgorio superficial, sin raíz que más que expresar profundidad vital, disimula su vacío. La alegría del jubileo de la misericordia es el gozo que rezuma la paz. Pero, esta paz en nada se parece a la pasividad, al pasar de largo sin mirar al apaleado que está abandonado al borde del camino de Jerusalén a Jericó. La paz de un año jubilar es, un regalo de parte de Dios y, de parte nuestra, una conquista.

  • Un año para crear un mundo nuevo.

En los jubileos se dejaba descansar a la tierra para que ganara en fecundidad, y que las próximas cosechas fueran más prósperas. Nuestro pequeño mundo está maltratado, está arado por espadas y no por arados. desgracia denunciada en este Adviento; muchos han devaluado la vida y se la ofrece a muy bajos precios. En este año jubilar de la misericordia todos tendríamos que asumir responsablemente nuestra vocación original de ser cuidadores de la vida, lugartenientes de Dios en el mundo. Si nos empeñáramos, todo podría irnos mejor este tiempo de gracia.

Fray Luis Carlos Bernal, OP

Fray Luis Carlos Bernal, OP