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Padre Domingo, perdónanos

Padre Domingo, perdónanos


Padre Domingo, perdónanos


Hoy
no somos nosotros
los que alzamos la voz
para defender al hombre

No somos aquellos,
intrépidos profetas
de larga itinerancia,
que sembraron justicia.

Y estando llamados a ser Luz,
caminamos como sombras
en la noche de los tiempos.

Padre,
no hemos vendido como tú,
nuestras pieles muertas
para engendrar vida.

Ni contemplamos, como tú,
la Encarnación del Verbo
y la Pasión de Cristo,
urgiendo siempre
a la Misericordia.

Estamos hinchados de luces
y de glorias pasadas.
Hemos empobrecido tu obra.
Por eso, Padre Domingo,

¡Perdónanos!

Ma. Teresa Sancho Dominica S. F.