Beata Ascensión Nicol Goñi Y Mons. Ramón Zubieta
Biografía y oración Beata Ascensión Nicol Goñi
¿Quiénes son?
La Congregación de Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario, fundada por los dominicos Mons. Ramón Zubieta y la Madre Ascensión Nicol, nace en Perú, en 1918, con el fin de dar respuesta a una exigencia de la Iglesia Misionera.
Mons. Ramón Zubieta (Arguedas 1864 -1921) es Vicario Apostólico del Urubamba y Madre de Dios, en la Amazonía Peruana. Con intuición profética diseña un proyecto de evangelización integral de los grupos indígenas, teniendo como pilar la mujer, su promoción y su poder transformador de aquella realidad marcada por el abuso y trato injusto dado a los nativos.
- Ascensión Nicol, (Tafalla 1868 – Pamplona 1940) con apoyo de otras tres religiosas dominicas de Beaterio de Huesca asume el arriesgado proyecto y funda la primera casa misión en Puerto Maldonado, en 1914.
Las necesidades específicas de la vida misionera y el aumento de hermanas marcan las pautas para la organización del grupo como nueva Congregación, que será aprobada el 5 de octubre de 1918 y en 1920 se integra a la Orden Dominicana.
En la vida de M. Ascensión se percibe una gran influencia de los dones del Espíritu Santo, sin los cuales no se podrían entender su vida, las virtudes que en ella brillaron, la realización de tareas que le fueron encomendadas, así como la responsabilidad y acierto con que las realizó.
Su carisma congregacional les lleva a evangelizar a los más abandonados y necesitados de instrucción cristiana, con una mística de contemplación – acción, encontrando al Señor en la oración y contemplando al Dios vivo en la historia, que les envía permanentemente a los hermanos; comprometidas en la tarea de liberación integral de los pueblos, anunciando y celebrando la presencia salvadora de Cristo; proclamando la esperanza de que es posible transformar las situaciones y estructuras de pecado y asumiendo tareas concretas de promoción y desarrollo, defensa de los derechos humanos, educación y salud.
¿Qué nos dicen hoy?
“Para mí no hay más que Dios, y el mucho bien que se hace a estas criaturas de la selva, donde a decir verdad, encuentro la compensación a todos los sacrificios que a diario ofrezco al Señor” (M. Ascensión)
"No hagamos caso de las apreciaciones de los hombres, que ni nos pueden premiar, ni castigar con algo que merezca la pena; las criaturas nada nos pueden dar, ni nada podemos esperar más que ingratitudes de todas ellas. Sólo Dios sabe apreciar nuestras acciones, y no tiene pasiones que le puedan cegar para no ver las cosas tal cual son” (Mons. Ramón Zubieta)
Para orar
“SALMO DE ALABANZA Y ACCIÓN DE GRACIAS”
Te alabamos Padre bueno por el carisma que suscitó tu Espíritu en tierra latinoamericana y que recibimos como don precioso
“evangelizar a los pobres en aquellas situaciones misioneras donde la Iglesia más nos necesite”
Te alabamos por Ramón y Ascensión, Misioneros dominicos que acogieron tu llamada y atentos a tu voz pronunciada en medio de los pueblos originarios
pusieron en marcha tu proyecto de vida y ternura para los preferidos del Reino.
Te alabamos por su apertura a los signos de los tiempos por su audacia y opción por la mujer marginada.
Te alabamos por tantas hermanas que secundaron la misión
Por nuestras hermanas mártires en el Congo, por su testimonio de entrega a todo riesgo.
Te agradecemos por la vida de tantas hermanas
que hoy continúan poniendo su vida al servicio del Reino y de los pobres
por las que aportan desde el silencio y el sufrimiento de su cruz como fermento en la masa, por las que llenas de juventud son savia nueva para la Iglesia.
Te alabamos porque hoy también cuentas con nosotras para seguir recreando nuestra vocación dominicana fortalece nuestro compromiso en la construcción de la fraternidad universal y que sepamos acompañar el peregrinar de nuestros pueblos en su búsqueda de justicia y paz.