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Cuaresma: actitudes positivas

18 de octubre de 2016

Cuaresma: actitudes positivas

Reflexiones basadas en la obra de Lucas de Juan, con cinco consideraciones sobre la dignidad de la persona y sus derivaciones: el respeto, la convivencia, el diálogo o el trabajo. Todo a la luz de la razón y del mensaje de Cristo, Hijo de Dios. Fr. Cándido Ániz Iriarte O.P.

Presentación

La prensa diaria está colmada de acontecimientos y noticias que sobreabundan en carga negativa, aunque no oculte, claro está, aspectos positivos de la vida.

Si se habla, por ejemplo, de la enseñanza en España, el fracaso escolar de muchos jóvenes (acaso un 30 por ciento), gana la partida al comentario sobre el otro tanto por cien (por fortuna, mayoritario) en el que la dedicación, entrega, sacrificio y éxito tienen su premio. ¿Es justo el tratamiento desproporcionado?  Pensemos en  que es mucho el fracaso  de un 30% de niños-jóvenes en su proceso de formación. Y para agravar la situación a nivel mundial, sumemos a ellos los millones de niños que  no acceden siquiera a una cultura mínima. ¡Qué carga negativa tan terrible!

Si se habla de sociología de la familia, es fácil comprobar que año a año se reduce el número de hijos, sobre todo en el primer mundo, y que, en cambio, se multiplica  el de matrimonios rotos, y que esta segunda noticia, principalmente si va acompañada de escándalos, circula mucho mejor que la de otras uniones que se mantienen firmes, incluso haciendo esfuerzos a favor de la fidelidad. Parece que hay algún síntoma de que nuestra sociedad se insensibiliza y deshumaniza un tanto, y también de que estamos habituándonos a ver o seguir con curiosidad representaciones escénicas con carga negativa.

Y si se trata de crónicas internacionales, cada día nos desayunamos con dos tipos de problemas acuciantes: por un lado, la multiplicación de catástrofes (Guatemala, El Salvador, Chechenia, Mozambique, La India...), que hieren a cualquier alma mínimamente sensible; y, por otro, los rasgos de inhumanidad que salpican de sangre la tierra: afán de dominio, multiplicación de guerras, tribalismos, genocidios, hambrunas, injusticias, tiranías ... Frente a ellos, el espíritu de solidaridad, colaboración, generosidad, servicio, promoción humana, estímulo a la justicia y equidad, siendo muy nobles, no bastan para curar las llagas. ¿No sería terrible que lo inhumano, pasara a formar parte de un brutal escaparate de curiosidades, y que la actitud humanitaria y solidaria no fuera ganando día a día las conciencias a favor de la dignidad y respeto que la persona humana se merece!

Conscientes de las crisis que están adquiriendo por todas partes rasgos de inhumanidad (desprecio a la vida, degradación del oprimido, falta de solidaridad con el pobre, carencia de espíritu de sacrificio...), vamos a dedicar nuestras reflexiones de marzo, que escribe Lucas de Juan O.P.  con trasfondo cuaresmal, a cinco consideraciones sobre la dignidad de la persona y sus derivaciones: el respeto, la convivencia, el diálogo o el trabajo; todo, directa o indirectamente, a la luz de la razón, de los sentimientos humanos y del mensaje de Cristo, Hijo de Dios.

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