Cuento: "Haz el bien y no mires a quién"
El cuento muestra cómo un acto desinteresado de bondad puede tener grandes repercusiones, como el rescate de un niño que lleva al descubrimiento de la penicilina.
Cuento infantil: "Haz el bien y no mires a quién"
Todos los cuentos encierran una enseñanza que es preciso descubrir. A veces esa enseñanza se viste de fabulaciones literarias imaginativas; otras, se funda en hechos históricamente acaecidos, aunque adobados con descripciones imaginarias que contribuyen a darles interés y color. El de hoy, podría entrar en este grupo.
Sucedió allá en tierras norte-europeas, en un país llamado Reino Unido o por otros Gran Bretaña, aunque más popularmente conocido como Inglaterra.
Su región más norteña, llamada Escocia, es tierra de suaves y verdes lomas, de viejos castillos por los que según el vulgo pululan fantasmas; tierra de numerosos lagos, alguno tan famoso como el Ness donde según dicen, a veces aflora a la superficie un misterioso y gigantesco monstruo.
En esa tierra de frecuentes lluvias, de alocadas ventiscas y abundosas nieblas, había un minúsculo poblado llamado Lochfield, en cuyas cercanías se asentaba un palacete, propiedad de un Lord inglés que solía pasar allí sus vacaciones.
No lejos del mismo, una pequeña casita, hogar de una pobre familia que mal subsistía con el producto de una modesta parcela, lindante con un peligroso terreno pantanoso cubierto de herbazales.
Un día que ese campesino pobre laboraba en su parcela, oyó unos agudos gritos desesperados que pedían socorro: ¡Help, please, help my! ¡Socorro, por favor, ayúdeme!, gritaba una voz infantil.
El buen labriego, sin más pensarlo, tiró la azada y fue corriendo hacia el lugar de donde provenían los gritos. Y..¡horror!, un adolescente hundido en el lodo hasta la cintura, más se hundía cuanto más se agitaba. El incauto jovenzuelo había entrado en aquel herbazal persiguiendo a un pajarillo que apenas volaba, sin conocer el riesgo que corría.
Con heroica generosidad y sin pensar en el peligro para su propia vida, el buen labriego se adentró en el pantano hundiéndose también él, pero tras denodados esfuerzos consiguió salir y arrastrar consigo al angustiado chaval.
Lo llevó a su casa próxima, y con la ayuda de su esposa le preparó un te y le limpió lo más posible el lodo y los hierbajos que se le habían pegado a la ropa. Y ya más calmado y pulido, el chaval regresó a su cercano palacete.
No había pasado ni una hora, cuando una hermosa calesa paró ante la casa del modesto labriego. De ella descendió un rico Lord quien saludando calurosamente a los dueños de la casa, les dio las más efusivas gracias por lo que habían hecho por su hijo. ¿Qué puedo hacer a mi vez por Uds.?, le dijo al campesino.
Nada, señor, contestó éste; no tiene importancia lo que hemos hecho, ni lo hicimos por interés de ninguna clase sino sólo por humanidad con el chico avocado a una muerte trágica y segura.
Aún estaba hablando cuando apareció un rapazuelo hijo del campesino, de edad aproximada al hijo del Lord, quien al verlo preguntó: ¿Este niño es hijo suyo?
Sí, mi Lord, él es mi hijo y mi tesoro, porque es muy bueno y muy inteligente.
Pues bien, dijo el Lord: Déme la alegría de poder darle estudios en el mismo colegio de mi hijo y así podré compensarles por haberle salvado la vida.
El campesino viendo el cielo abierto, pues de otra manera le habría sido imposible dar estudios a su hijo, aceptó agradecido.
Y llegado el comienzo del curso, ambos chicos, el hijo del Lord y el del campesino, ingresaron en uno de los mejores y más elegantes colegios de Londres.
Pasaron los años. El hijo del campesino llegó a ser médico afamado mientras el hijo del Lord alcanzó altos puestos en la política del país. Pero éste enfermó un buen día de enfermedad rara y muy peligrosa, ante lo cual el viejo Lord acudió a pedir ayuda al afamado médico su protegido quien, con una nueva sustancia medicinal por el descubierta, consiguió una pronta y total recuperación del joven Lord, que luego llegaría a la edad de 91 años.
¿Habéis adivinado quienes son los personajes de esta historia?
Os lo diré por si no lo recordáis:
-El viejo Lord, era Sir Randolf Churchill.
-Su hijo el joven Lord, Sir Wiston Churchill, Premio Nobel de Literatura en 1953 y Primer Ministro de Gran Bretaña durante la II Guerra Mundial.
-El niño pobre, hijo del campesino, el famoso Dr.Fleming, descubridor de la penicilina que tantas vidas ha salvado, y Premio Nobel en 1945 .
HAZ EL BIEN Y NO MIRES A QUIÉN, porque el bien que hacemos siempre tiene excelentes consecuencias.