Dios y la poesía
Reflexión sobre esa relación Dios – Poesía, el carácter sanador de la poesía puesto en comparación con la salvación de Dios y la Biblia como fuente de inspiración poética.
Han sido muchos los que han preguntado si después de Auschwitz, del humo crematorio que extermina y ennegrece la dignidad y la identidad haciendo más opaca la vida, después de su nevada de ceniza, niños que ardieron sobre la conciencia de un siglo, después de las fosas comunes de Kosovo, Camboya, Irak... a donde fueron a dar amortajados algunos de los partos del siglo de la luz, si después del exterminio meditado por una razón absolutista y castrante que se erigió en mariscal de la verdad, si después de todo esto, se han preguntado, es posible volver a hacer poesía.
Y la curiosa coincidencia es que esa misma pregunta se haya hecho casi en paralelo sobre Dios, mejor: sobre el hablar de Dios. Aunque ya sabemos que, por lo que respecta al Dios cristiano, aun sobrando muchísimas de las palabras dichas sobre él y por causa de él, por tratarse del Dios que ha querido manifestarse como la Palabra humanada, si es callado no es Dios.
Dios y la poesía, en este caso, caen bajo la misma sospecha. Parecería que más aún: bajo el mismo resentimiento...