El Dios que viene. Renovar la predicación cristiana
Se recogen en este libro las aportaciones de un congreso de la Familia Dominicana en el marco de las celebraciones de los 800 años de la fundación de la Orden de Predicadores, celebrado en La Virgen del Camino (León) del 7 al 9 de octubre de 2016. Entre los cristianos surge la inquietud por no desviarnos del asunto principal y eje de la fe: cómo ahondar en el misterio de Dios que nos llama a su encuentro y cómo renovar la predicación que estimule e impulse un renovado encuentro con Él.
Gonzalo BLANCO, Javier CARBALLO, Manuel SANTOS (Eds.)
Edibesa, Madrid, 2017, 227pp.
Se recogen en este libro las aportaciones de un congreso de la Familia Dominicana en el marco de las celebraciones de los 800 años de la fundación de la Orden de Predicadores, celebrado en La Virgen del Camino (León) del 7 al 9 de octubre de 2016. Entre los cristianos surge la inquietud por no desviarnos del asunto principal y eje de la fe: cómo ahondar en el misterio de Dios que nos llama a su encuentro y cómo renovar la predicación que estimule e impulse un renovado encuentro con Él. Para ello se hace imprescindible una necesaria revisión crítica de imágenes, lenguajes, signos, iconos… con los que nos referimos a lo divino, sobre lo que trata la colaboración del dominico José María García Prada. Al mismo tiempo que Gonzalo González reflexiona con profundidad sobre las idolatrías actuales que amenazan, más o menos explícitamente, con pervertir y desorientar nuestro trato vital con lo de Dios y, en el fondo, nuestra condición humana.
Pero ¿será posible la relación con Dios? Es la pregunta que encabeza el artículo del reconocido teólogo Pedro Rodríguez Panizo. Hablar de Dios es darle espacio en nosotros a quien nos lo da a conocer. Por eso, la posibilidad del encuentro con Dios, que es la fuente y fundamento de la predicación cristiana, pasa por algunas dimensiones sustanciales de la fe: la oración, la contemplación, el estudio, la “soledad habitada” y el silencio, la compasión, la “mística de ojos abiertos”… Felicísimo Martínez, teólogo dominico, será el encargado de afrontar el interrogante de quien quiere hablar de Dios y se encuentra con el misterio del silencio de Dios: ¿no deberían los predicadores igualmente guardar silencio? De la verdad, bondad y belleza que el ser humano ansía y espera, y que en sus destellos se le revelan, no se puede callar.
En la segunda parte del libro, un grupo de dominicos y dominicas (Moisés Pérez, Inés Fuente, María Ferrández, Iván Calvo y Alfonso Esponera) siguen la pista a algunas huellas de la tradición cristiana y dominicana que, como señales luminosas, nos siguen orientando para renovar con creatividad la predicación: profundizar en el conocimiento (Tomás de Aquino), el vacío como condición para el encuentro (Maestro Eckhart), el deseo apasionado (Catalina de Siena), la necesidad de belleza que nos trasciende (Fra Angélico) y la justicia como virtud en el mundo de Dios (Bartolomé de Las Casas).