La festividad de la Asunción y su papel en la fundación de la Orden de Predicadores
La festividad de la Asunción de 1217 fue un momento decisivo en el proceso de formación de la Orden de Predicadores y muestra la importancia que tuvo la Virgen María en dicho proceso.
Fr. Julián de Cos O.P.
La festividad de la Asunción de 1217 fue un momento decisivo en el proceso de formación de la Orden de Predicadores y muestra la importancia que tuvo la Virgen María en dicho proceso.
En tiempos de santo Domingo la Asunción ya era muy importante. De hecho, es la festividad mariana más antigua de la Iglesia. Comenzó a celebrarse en Jerusalén a comienzos del siglo V, pero su germen lo encontramos en el siglo IV, cuando, tras el fin de las persecuciones contra los cristianos (año 313), la Iglesia se puso a organizar las fiestas litúrgicas de los santos, determinando, entre otras cosas, cuándo, dónde y cómo murieron. Pero se encontró con que no tenía apenas ningún dato sobre la muerte de la Virgen María. Por ello surgieron diversas teorías al respecto. Algunos sospechaban que había muerto mártir, como todos los Apóstoles. Pero, otros pensaban que, de ser así, este acontecimiento habría sido conservado por la tradición de la Iglesia.
Afortunadamente se conserva un Evangelio apócrifo del siglo II llamado «Transitus Mariae» en el que se afirma que María, estando en Jerusalén, reunió a todos los Apóstoles en torno a su lecho y desde él ascendió al Cielo en cuerpo y alma. Esta noticia se difundió entre el pueblo fiel y, así, comenzó a celebrarse la festividad de la Asunción, que por entonces era denominada «Dormición», nombre que aún conservan los Ortodoxos.
Esta festividad es muy significativa, pues, así como la Iglesia hace memoria del día en que mueren los santos, celebrándolo como su «dies natalis» –es decir, como su nacimiento a la vida eterna–, el «dies natalis» de María es su Asunción al Cielo. La gran importancia de este acontecimiento movió al Papa san Pío V a incorporarlo en el Santo Rosario en 1569, como el Cuarto Misterio Glorioso, y en 1950 –en el día de Todos los Santos– el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción con estas palabras: «Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, acabado el curso de su vida terrena, fue Asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial». Debido a todo ello, la Iglesia celebra como Solemnidad esta importante festividad.
Pues bien, estos apuntes históricos pueden ayudarnos a entender la relevancia que santo Domingo le daba a la Asunción de la Virgen y por qué, precisamente en esta festividad, dio el arriesgado paso de dispersar a sus hermanos en 1217.