La Misión de la Predicación
Mensaje de Navidad y Año Nuevo 2010. Hacia el VIII Centenario de la confirmación de la Orden. ¿Cómo saldrán a predicar sin ser enviados?
Mientras nos disponemos a celebrar las Fiestas les escribo el último mensaje navideño de mi mandato. Quisiera que el mismo tuviese el estilo de una carta preñada de buenos deseos y propósitos caminando también –año tras año- al Jubileo por el VIII centenario de la confirmación de la Orden (1216-2016). En esta ocasión –2010- el gozo se multiplica pues la providencia nos permitirá recordar un acontecimiento muy significativo de nuestra historia: ¡cinco siglos de la fundación de la primera comunidad dominicana en “Las Américas”! Dedicar especialmente este año a reflexionar en “La misión de la Predicación”, dilatará nuestras mentes y corazones, ofreciendo así un marco ideal a la celebración del próximo Capítulo General Electivo.
Nuestra vida dominicana está especialmente orientada a buscar y a conocer a Dios, conservar y profundizar la Fe y –a través de nuestra predicación- hacernos de alguna manera “responsables” de la fe de los demás, hasta los confines del mundo.
Santo Domingo ha sido consciente de que no basta conservar el patrimonio recibido: un tesoro religioso y moral siempre fecundo. Es verdad, esa tarea, de por sí ardua y difícil, no es suficiente. Es necesario renovar el contenido de la Fe, no en sí mismo (objetivamente) pues ha de permanecer inalterado e incorrupto, sino subjetivamente, en nosotros mismos, en nuestras comunidades e instituciones, en nuestra cultura, en nuestra vida. ¡Cada vez se hace más urgente y necesaria una fe más madura y misionera!