Para el día de la Familia Dominicana, 7 de noviembre de 2012
Carta, en el Año de la Fe, para el día de Familia Dominicana.
¿Un día de la Familia Dominicana? Claro, no es suficiente declarar un “día” especial dedicado a un tema (¡como hay tantos!) para lograr que la promoción de ese tema tenga éxito. Pero así somos: a veces necesitamos que se nos recuerde la importancia de algo que ya es importante para nosotros.
Y la familia dominicana es importante para nosotros. Así lo demuestran en el mundo entero tantas actividades comunes donde participan hermanas, frailes y laicos de la Orden, según la gran diversidad de ramas de nuestra amplia familia (frailes, monjas, hermanas de vida apostólica y sus asociados, fraternidades laicales, institutos seculares, movimiento de jóvenes, diferentes movimientos y asociaciones). Así lo manifiestan, sobre todo, los lazos de amistad y de colaboración que se crean entre los miembros de la familia de Santo Domingo y que mantienen la vida, la alegría y la creatividad de todos, en campos muy diversos (proyectos apostólicos, intelectuales, artísticos…). Así lo demuestran los signos extraordinarios de solidaridad que se ven entre frailes, hermanas y laicos, cuando unos u otros pasan momentos difíciles.
Un día de la Familia Dominicana, para darnos la oportunidad de dar gracias por todo esto, para celebrar y cultivar esa amistad a través de la cual la familia de Santo Domingo quiere dar testimonio y anunciar una amistad todavía más grande, más bella y más fuerte: la amistad que Jesús vino a sellar entre Dios y la humanidad.
Hace algunos años se escogió como fecha para el día de la Familia Dominicana el 7 de noviembre, fiesta de todos los santos de la Orden: todos aquellos hermanos y hermanas cuyos nombres no siempre recordamos, pero que constituyen esa multitud inmensa que Domingo tuvo la alegría de encontrar bajo la protección de la Virgen. Todos aquellos y aquellas que han caminado por la vía de la santidad recorriendo los caminos de la predicación.
Hace poco concluyó el Sínodo sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe y se dio inicio al Año de la Fe. Una buena oportunidad para recordar todos juntos, que nuestra misión común, como Familia Dominicana, de acuerdo a nuestra diversidad, es la predicación:
¡Entregar el Evangelio como alegría para el mundo! Es también una ocasión para recordar que la opción de consagrarnos a la predicación es nuestro camino de santificación.
Muchos de nuestros conventos tienen un cuadro o una imagen que representa a los hermanos y hermanas de la Orden bajo la protección de la Virgen. Una imagen magnifica de esta familia, tan diversa y al mismo tiempo con un gran deseo de unanimidad, reunida un día en Prulla como una santa predicación e invitada a tomar la fuerza de su comunión fraterna de la contemplación del misterio de la Encarnación.
¡Dios permita que, en este Año de la Fe, sepamos de qué modo comprometernos juntos, con audacia renovada y mediante el testimonio de nuestra comunión, por los caminos de la Evangelización a la que toda la Iglesia está llamada!
Fray Bruno Cadoré, Maestro de la Orden