Rezando el Rosario
Carta escrita por el Maestro de la Orden fr. Carlos Azpiroz al final del Jubileo de las monjas, con el objetivo de redescubrir del rosario, como medio de contemplación e instrumento para la predicación profética.
Dentro de pocos días, para la fiesta de la Epifanía, cerraremos el año del jubileo agradeciendo al Señor por ochocientos (800) años de vida otorgados a nuestras monjas de la Orden. Ha sido un año de muchas bendiciones tanto para la Orden como para la Iglesia en general. He tenido el gran gusto de observar las numerosas iniciativas tomadas por nuestras monjas. Se han publicado libros, escrito himnos, iniciado nuevas investigaciones sobre las antiguas fundaciones y su oración contemplativa ha sido y continúa siendo renovada. En efecto, toda la Orden ha llegado a obtener una mayor apreciación de que las monjas están en el corazón de la Orden y que la base de nuestra predicación no es nada menos que la contemplación profunda de nuestra fe. Creo que la renovación de la vida de nuestras monjas está directamente relacionada a la renovación de toda la Orden.
Mientras este año del jubileo avanza hacia su fin, nos proponemos comenzar una novena de años que culminaría con el jubileo del 2016, 800 años de la confirmación de la Orden de Predicadores por el Papa. Los capitulares del reciente Capítulo General en Bogotá han pedido que el tiempo entre estos dos años de jubileo (2006 – 2016) sea consagrado a una seria renovación de nuestra vida y misión de predicadores. (Capítulo General de Bogotá #51) Por tanto, deseo invitar a toda entidad de la Orden, comunidades e individuos en ella, a iniciar el largo proceso de renovación a través de reflexión, decisión y acción en relación a todo lo que incumbe con nuestra vida de predicadores del Evangelio.
Para dar enfoque a este primer año propongo que empecemos por la renovación de nuestra vida de predicadores a través de un redescubrir del rosario, como medio de contemplación e instrumento para la predicación profética. Aunque ya el rosario se nos ha escapado de las manos de varias maneras como una contribución particularmente dominicana a la vida de la iglesia, sin embargo, él perdura al mismo tiempo con mucha vida entre nosotros. Les ofrezco con esta carta una meditación modesta sobre el rosario partiendo desde el punto de vista de la memoria, la reflexión teológica y la piedad popular...