Muchos frentes se nos abren cuando nos ponemos a reflexionar sobre el tema que titula este número de CR. No es solo el terrible y triste mundo de las migraciones. Es, también, lo que ocurre en cada casa cuando se cierra la puerta.
Pensamos en la violencia de género que nada la puede justificar, y nos sorprende más cuando se da entre parejas jóvenes porque pensamos que el concepto “hombre” y “mujer” ha perdido distancia, hemos evolucionado y hablamos de “personas” y la condición diferente de ser hombre y/o ser mujer es una riqueza para el ser humano.