Hace unas décadas, hablar de «acompañamiento espiritual dominicano» habría resultado un poco extraño, porque por entonces en ciertos ámbitos de la Orden de Predicadores se consideraba que el acompañamiento espiritual era algo más propio de jesuitas y otros Institutos religiosos. Por fortuna, las cosas han cambiado y ahora lo normal es que miembros de la Familia Dominicana se formen adecuadamente para realizar este importante servicio.