Las Monjas de la Orden de Predicadores
Santo Domingo de Guzmán, siendo ya presbítero, es tocado por la Gracia al ver la situación del sur de Francia, donde se extendía la herejía cátara.
Las Monjas de la Orden de Predicadores nacieron cuando el santo padre Domingo asoció a su "Santa predicación", por la oración y la penitencia, a las mujeres convertidas a la fe católica, reunidas en monasterios y consagradas solamente a Dios (1206)
En los albores del siglo XIII, en una época de un gran desconocimiento de la fe, la predicación estaba reservada a los obispos; Domingo se dirige a Roma y obtiene el permiso de predicar para él y sus compañeros con una vida de total abandono en la providencia de Dios (1215). En los años de su vida la orden se extenderá por toda Europa.
Nuestra casa de Zamora
El convento se llama de Santa María la Real de las Dueñas de la Orden de Predicadores.
A mediados del s. XII este convento fue beaterio de las Dueñas o Donnas, donde buscaban refugio las espesas o hijas de los caballeros que partían a guerrear con los sarracenos. Según la tradición, el viaje de Santo domingo a España y su paso por Zamora, a mediados del s. XIII, daría como fruto que el antiguo beaterio pasara a ser fundación dominica (la tercera de España) un convento madre de otras fundaciones. En el s. XIV se enclavaría en el actual edificio, donde vivimos dieciséis hermanas.
Esta situado en el margen izquierdo del río Duero, en una convergencia de antiguos caminos junto al puente viejo de piedra, en la parroquia de S. Frontis. Este era un lugar de posadas, donde se descansaba antes de entrar en la ciudad amurallada.
Más de 450 años lleva aquí la comunidad adorando a Dios Trinidad en espíritu y verdad, y ofreciendo sus vidas en unión con el Hijo como hostias vivas por que la salvación del Evangelio alcance a todos los hombres.
Vida en comunidad cada día
Dos horas y media de Celebración solemne de la liturgia de las horas.
Dos horas de oración contemplativa.
Una hora de Eucaristía y acción de gracias.
Tres o cinco horas de trabajo.
Quince minutos de ensayo de música para la liturgia.
Una hora de comida con lectura y silencio.
Una hora y cuarto o dos horas de estudio (tres días semanales)
Veinticinco minutos de rezo del Santo Rosario
Dos horas de recreo y puesta en común de experiencias del día.
Diez horas de silencio profundo, coincidiendo con la noche y algunos actos de coro.
Una hora y media semanal se hace una celebración de la Palabra.
Una hora y media semanal un equipo de siete hermanas prepara la celebración de la Palabra.
Del Libro de las Constituciones de O.P.
"La misión de los frailes, de las hermanas y de los seglares de la Orden es "evangelizar por todo el mundo el nombre de Nuestro Señor Jesucristo"(...). Las monjas (...) mediante la profesión de los consejos evangélicos de castidad, de pobreza, y obediencia, se consagran a Dios por votos públicos. Con pureza y humildad de corazón y con ferviente y asidua contemplación, aman a Cristo que está en el seno del Padre (...). Imitando a la Iglesia congregada en Jerusalén por la predicación de los Apóstoles y por la cotidiana y unánime oración, ofrecen en presencia de Dios el sacrificio de alabanza, principalmente en la celebración litúrgica". De la Constitución Fundamental
"Lo primero para lo que nos hemos congregado en comunidad es para vivir unánimes en casa, teniendo una sola alma y un solo corazón en Dios. Y esta unidad alcanza su plenitud más allá de los límites del monasterio, en comunión con la Orden y con toda la Iglesia."De la vida común
"En la quietud y en el silencio, busquen asiduamente el rostro del Señor y no dejen de interpelar al Dios de nuestra salvación para que todos los hombres se salven. Den gracias a Dios Padre que las llamó de las tinieblas a su luz admirable".De la oración
"Consagradas totalmente a la evangelización de la Palabra de Dios"... las monjas... escuchando la Palabra, celebrándola y guardándola (cf. LC 2,18), anuncien el Evangelio de Dios con el ejemplo de su vida". De la escucha, estudio y práctica de la Palabra de Dios
Santa María. Ruega por nosotros
En ti, Madre, se ha hecho carne la Palabra que acogemos, que contemplamos, que alabamos, que predicamos, y por la que vivimos. Nos consagramos a ti para que escuchando, como tú, interiormente la Palabra y siendo ungidos por el Espíritu, del que tú fuiste casa, nos dediquemos incansablemente a la predicación del nombre de tu Hijo por el mundo.
Para ello te pedimos que tú, madre nuestra, aumentes nuestras fuerzas y conserves la unidad de nuestra familia, para la salvación del mundo y en alabanza y gloria de Dios.
Monasterio de Santa María la Real de las Dueñas
MM. Dominicas
Plaza del Sol, 10
49001 ZAMORA