Alabar, bendecir, predicar
Celebración del Quinto Centenario del traslado de la primitiva fundación de las “dueñas del monasterio de Sancto Dominigo de Segovia”.
Estamos viviendo con gozo unos días especiales, nada menos que el 500 aniversario del traslado de la primitiva fundación de las “dueñas del monasterio de Sancto Dominigo de Segovia” llamado en aquellos finales del s. XIII de “Santo domingo de los barvechos” a la nueva fundación situada «al costado septentrional de la ciudad, que se nombró casa de Hércules, por fundación suya, que entrando a habitarla monjas dominicas, comenzó a nombrarse Santo Domingo el Real, como hoy se nombra». -Es el relato del historiador Diego de Colmenares-
Los 500 años de contemplación en la Casa de Hércules, donde habitan y oran las monjas dominicas, ha sido noticia para la bella ciudad de Segovia, homenaje de la familia dominicana y felicitación del obispo de la Diócesis porque “mirar de vez en cuando hacia atrás es condición para seguir adelante con tesón; sólo quien tiene raíces profundas puede crecer vigorosamente, y sólo quien tiene memoria puede apostar decididamente y con garantía hacia el futuro”. “ La vida religiosa no es algo del pasado o superado sino parte viva y entrañable de la Iglesia”.
Santo Domingo creyó en la oración y en el ejemplo, esta fue la razón de asociar a las monjas en su “Santa Predicación”. Así lo presento Fr, Lázaro Sastre en una entusiasta conferencia :“Domingo Predicador” , dirigida a la familia dominicana como apertura de las actividades programadas.
Pero¿ viven las cosas de la diócesis?, ¿que es lo más bello de ser monjas? ¿Cuáles son las dificultades? ¡contadnos algún secreto de vuestra vida! – eran algunas de las preguntas respondidas en el coloquio de la tarde del domingo conmemorativo de este centenario-, diálogo preparado y moderado por Fr. Ricardo de Luis que tuvo la novedad de contar con las prioras de Palencia y Alcalá de Henares .
.. “ Los religiosos y religiosas- había dicho el Obispo en la mañana- estáis llamados a hablar con apasionamiento y con gran experiencia de Dios porque le conocéis de cerca y no solo de oídas….Vuestra casa, éste monasterio ha de convertirse en santuario donde se aprende a hacer silencio, para orar, adorar, amar… aquí, me atrevo a decir, que se debe “oler a Cristo”.
Y para concluir, ¡música polifónica! interpretada por la coral segoviana “Agora”. La música es el lenguaje del alma, la expresión del mundo espiritual…
Han transcurrido muchas horas desde aquella mañana luminosa del 13 de junio 1513 cuando Doña Mayor de Guzmán- priora- y veinticuatro monjas salieron “en solemne procesión” de los arrabales al recinto amurallado. Después de cinco siglos, la vida sigue…y en ella la experiencia de Dios hecha con continuidad, la celebración, crean el enamoramiento interior para hacer del monasterio el gran ámbito del amor.