Amazionados Camp, una convivencia misionera vivida en familia
Selvas Amazónicas realiza la primera edición de esta actividad que acerca a las distintas realidades de injusticia que viven tantos seres humanos en diferentes rincones del planeta
El pasado 7 de abril tuvo lugar la primera edición del Amazionados Camp de Selvas Amazónicas en Miraflores de la Sierra (Madrid), una convivencia misionera para vivir en familia y que pretendía acercar a niños y adultos a las distintas realidades de injusticia que viven tantos seres humanos en diferentes rincones del planeta y sobre el trabajo que, junto a ellos, realizan tantos misioneros.
Además de las distintas actividades propuestas durante el día, en el campamento se podía disfrutar de una exposición de dibujos hechos por los niños de nuestras misiones de la selva amazónica y de una exposición de fotografías cedidas por Santi Vedrí, fotógrafo y voluntario de Selvas Amazónicas, realizadas durante su voluntariado en Guinea Ecuatorial el pasado verano de 2017. Junto a estas exposiciones los participantes también podían encontrar información sobre el trabajo que apoya Selvas Amazónicas en las distintas misiones o colaborar con la compra de productos de comercio justo disponibles en nuestro “mercadillo solidario”.
La lluvia acompañó casi todo el día, pero no impidió que fuera un día intenso lleno de actividades. Se comenzó, después de una pequeña bienvenida, con una mesa redonda para los adultos, mientras los niños disfrutaban de una mañana de juegos en el que el hilo conductor fue el cuidado del planeta y de los seres que lo habitan, mensaje que se transmitió durante todo el día. En la mesa redonda participaron varios laicos misioneros que, con la moderación a cargo de Fr. Fernando Vela OP, compartieron desde sus experiencias vitales lo que había significado para cada uno de ellos la vida en la misión y de qué manera cambió sus vidas y su percepción de la realidad, no solo durante la estancia allí sino también a la vuelta. Tras la exposición de las distintas experiencias hubo algo de tiempo para el debate sobre la manera en que cada persona puede preocuparse y ocuparse de esas realidades injustas que se repiten en distintos lugares del mundo, para contribuir a su erradicación.
La hora de la comida se compartió todos juntos, niños y adultos; y tras ella comenzó una tarde llena diversión. Primero se jugó al bingo solidario y luego hubo un rato de talleres: mindfulness, tiro con arco, photocall y pintacaras “amazónico”. Para el photocall se podían vestir kushmas, corona de plumas y lanzas; y así, como indígenas de la selva peruana, la gente se llevaba una bonita foto de recuerdo a casa. Tras los talleres, y parando apenas unos minutos, llegó el momento de la gymkana familiar: tres equipos que se fueron enfrentando en distintas pruebas que hacían entender la realidad que viven diariamente millones de personas en el planeta para conseguir agua, ir a la escuela o proteger su entorno. Fue un rato de diversión, colaboración y risas entre los miembros de cada equipo.
Y así se llegó al final de la convivencia con el concierto de Migueli. Aunque muchas personas estaban cansadas después de todo el día, animados por su ritmo y sus mensajes que llegan directos al corazón, todavía quedaron fuerzas para cantar, bailar y hasta improvisar una “conga”, como colofón de un día inolvidable para todos los participantes.