Fray Bernardo Sastre: “La Iglesia continúa dando buenos frutos y Dios nos ayuda a mantenernos fieles”
La vocación de un joven fraile dominico que encontró en la música y la ciencia su camino hacia Dios
[Archidiócesis de Valladolid] Es hermoso ver que la historia de amor de cada uno con Jesucristo es única e irrepetible, la del joven fraile dominico, Bernardo Sastre, nace gracias a su “interés intelectual”. Fue en la iglesia de San Pablo de la capital vallisoletana, —dada la cercanía de su familia con los dominicos—, el lugar donde encontró “una paz” que todavía continúa “cuidando y manteniendo”.
Asegura que, en cierto modo, los sueños y aspiraciones que tenía cuando era un niño se asemejan a lo que es ahora su vida, eso sí, con matices. En este sentido, recomienda en toda vocación, —pero sobre todo en la vida religiosa—, mantener lo que llaman “infancia espiritual”. Explica que no hay que confundirlo con la “ingenuidad”, pero sí, con la “inocencia” de tratar de distinguir cómo “Dios nos ve” a cada uno. A través de su mirada de amor sencilla sobre “las cosas y las personas”.
Un joven polifacético, pues aparte de ser fraile dominico, es teólogo, físico y violinista. De hecho, la música fue parte de ese impulso que le ayudó a estrechar su acercamiento a Dios en un momento en el que tenía dudas sobre qué camino escoger en la vida. “La música es una fuerza muy positiva” que tiene un punto “misterioso que va más allá de las palabras”, que ayuda a centrarse y a “conectar con Dios”. Una conexión que se ha visto reflejada en la buena relación que siempre ha mantenido con la Iglesia, aunque reconoce que en un principio con “fe tibia”, ya que en aquella época estaba intentando encontrarse a sí mismo. “El Señor ahí, me llamó a través de esta situación y me dio una paz que no había conocido antes”, afirma.
Se habla mucho de las distracciones del mundo moderno de hoy que afectan especialmente a los jóvenes. Como consagrado, Bernardo es un ejemplo. Los desafíos no han sido impedimento para encauzar su vocación. Y ¿cómo? Nos revela que la clave está en “tener un trato constante con el Señor”. Como católico tiene claro que fue Dios quien le eligió, “es quien tiene la iniciativa de la vocación”, ya sea matrimonial o consagrada; luego, uno es el que va respondiendo y cooperando con “la llamada del Señor”. Avanzando en este trayecto ha confirmado con su vida que este camino es el que Dios ha querido para él, porque bien es verdad, que hay procesos vocacionales que comienzan “muy seguros” pero es a lo largo del itinerario donde uno adquiere conciencia “hasta qué punto encaja con el carisma”.
Seguir a Dios en el camino vocacional de la vida consagrada conlleva sacrificios, pero también te abre las puertas a compartir con una comunidad, como la Orden de Predicadores, los dominicos, a la que agradece el “apoyo”, al igual que a su familia que desde el principio de su vocación le han acompañado. “Son un regalo que quiero seguir cuidando con la oración y los reencuentros”.
Como ven, en pleno siglo XXI se puede permanecer en la vocación a la vida consagrada y vivirla plenamente. “La Iglesia continúa dando buenos frutos y Dios a través de su espíritu es el principal agente que nos ayuda a mantenernos fieles”, la vocación de este joven fraile dominico, es muestra de ello.
‘Peregrinos y sembradores de esperanza’
Cada 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que fue instituida en 1997 por el Papa San Juan Pablo II. En este Año Jubilar la Iglesia llama a todas las personas a ser “Peregrinos y Sembradores de esperanza” y de manera especial a aquellos que a través de la consagración dedican su vida por completo a Cristo.
Desde la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada nos recuerdan que esta jornada, que alcanza ya su vigésima novena edición, destaca “la belleza de las vocaciones de las personas consagradas”, resaltando cómo se trata de una cualidad que “nace de las alegres noticias que portan y transmiten”. Un camino hacia Dios, propio de todos los bautizados y que anticipa los dones celestiales en la peregrinación.
Es por ello, que el mensaje de la Jornada de la Vida Consagrada, muestra “a estas personas como estandartes de dicha peregrinación que esparcen las semillas de la esperanza en su camino”. De entre las diversas semillas se subrayan dos. La primera, que anuncia “la misión profética de los consagrados” y la segunda, “las relaciones nuevas” de las que las personas consagradas muestran su “valor” al mundo, a través del convencimiento de que “salir de sí mismo para unirse a otros siempre genera grandes bienes”, afirman los prelados.
Celebraciones en la Archidiócesis de Valladolid
La Archidiócesis vallisoletana se une a la celebración de esta jornada tan especial con una misa presidida por el arzobispo, don Luis Argüello, el 1 de febrero a las 18:30 h en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (Calle Ruiz Hernández, 10).
Mientras que para el 11 de febrero, CONFER Diocesana de Valladolid, ha organizado un Concierto Solidario a favor de Cáritas a las 19:45h en la iglesia del Santísimo Salvador.