Con la mirada fija en Jesús
Crónica de la Ordenación Episcopal de Mons. David Martínez de Aguirre Guinea en Puerto Maldonado. Nombrado obispo coadjutor para el sur-oriente del Perú por el Papa Francisco.
En el mes de Octubre todo el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado se ha vestido de fiesta para compartir la alegría de la consagración episcopal de Mons. David, la cual se llevó a cabo en la Catedral de Puerto Maldonado. Una celebración que es parte de la historia de este vicariato, una gala que nos permitió ser testigos de un SI, firme y decidido como continuidad a una larga y muy esmerada vida misionera.
Los preparativos empezaron en el mes de julio, cuando nos enteramos del nombramiento del P. David. Comenzamos a satisfacer la curiosidad de todos los que preguntaban por el nuevo obispo coajutor nombrado por el Papa Francisco para el sur-oriente del Perú, así que nos pusimos en marcha para la redacción de la historia del nombrado, la recopilación de las fotos que más lo representaban en su labor misionera, las varias llamadas telefónicas que tuvimos que atender, los amigos y conocidos que nos expresaban su gozo. En nuestras redes sociales y webs se compartía lo publicado por la prensa católica y no católica. Todos estábamos atentos y solícitos para contar la buena noticia a todos los interesados.
Desde el Centro Cultural José Pío Aza y desde el Vicariato Regional de los Misioneros Dominicos nos pusimos en marcha para realizar todos los preparativos: Elaboración del escudo episcopal según las indicaciones dadas por el Padre David, material litúrgico, folletos para los asistentes, invitaciones, recordatorios, etc. Y en Puerto Maldonado, la comunidad dominicana de San Jacinto puso en marcha un gran dispositivo de organización para atender a todos los requerimientos: alojamiento de todos los visitantes, preparación de ambientes, acogida, etc.
Delegaciones
La llegada de las diversas delegaciones a Puerto Maldonado se va haciendo realidad desde el día 9 de Octubre. Numerosos Obispos hacen su arribo, entre ellos el Nuncio Apostólico en el Perú, así como sacerdotes diocesanos, religiosos dominicos y miembros de diversas congregaciones religiosas masculinas y femeninas que despliegan su labor pastoral en el Vicariato Apostólico.
Junto a ellos, van llegando las diversas delegaciones representando a la casi totalidad de Parroquias y puestos de Misión del Vicariato. Cabe destacar la significativa delegación del pueblo Matsiguenga proveniente del Bajo Urubamba, pueblo al que Mons. David ha entregado su vida y acción pastoral durante los últimos 13 años desde la Misión de Kirigueti. Hacen también su arribo delegaciones provenientes de Lima y otras partes del país.
Y no sólo del Perú, también desde España llega una importante delegación de 11 personas, entre los cuales se encuentran sus padres, hermanos, tías y amistades, además de varios religiosos dominicos: P. Javier Carballo, Provincial de la Provincia de España; P. Francisco Faragó, director de Selvas Amazónicas de Madrid; P. Hilario Provecho, proveniente de Roma y representado a la Curia General de los Dominicos; y los padres Miguel y Juan Carlos, provenientes de la Parroquia dominicana de Vitoria, en la cual creció y se formó cristianamente nuestro nuevo Obispo.
Llegada a Puerto Maldonado
Llegamos a Puerto Maldonado en una semana marcada por el tórrido calor, que llega a superar los 35 grados, con la humedad propia de la amazonía. El calor era intenso, tanto como la consagración que íbamos a presenciar. El viernes 10 ya se encuentran en Maldonado casi la totalidad de las delegaciones provenientes de otros lugares del país o del extranjero, a excepción de quienes provienen del Bajo Urubamba, que tienen previsto su arribo para el mismo día de la Ordenación.
El viernes en la noche, en la capilla del Seminario San Juan María Vianney se lleva a cabo una sencilla pero muy emotiva ceremonia presidida por el Nuncio Apostólico en el Perú, Mons. James Patrick, en la cual se realiza la bendición de todos los objetos vinculados al nuevo Obispo (mitra, báculo, pectoral, anillo, etc.), y en la que Mons. David expresa públicamente sus compromisos como Obispo al servicio de la Iglesia. Gran cantidad de sacerdotes y religiosos, familiares y amigos, abarrotan la capilla y la emoción aumenta, haciéndose palpable entre todos los asistentes. Al final, momento de saludos y abrazos al encontrarnos con amigos después de muchos años. Sin duda, además del nuevo Obispo, los principales protagonistas son los padres del P. David y sus familiares más directos, quienes ya comienzan a vivir con gran intensidad lo que se avecina para el día siguiente. Y en la catedral los ensayos de la ceremonia, dirigidos por el P. Samuel, se prolongan hasta bien entrada la noche.
Llega el día sábado 11 de Octubre, fecha programada para la Ordenación. La mañana es un revuelo de preparativos en Puerto Maldonado. La Catedral, el auditorio para la recepción, los equipos de filmación, las comisiones organizadas para atender los diversos elementos de la celebración… Todo, todo va quedando listo, nada se deja a la improvisación. La Misión de San Jacinto, con su Superior el P. Daniel Wankun a la cabeza, demuestra una impresionante capacidad organizativa y todo funciona como un auténtico reloj suizo. Desde la 1 de la tarde una ligera lluvia cae sobre la ciudad y el cielo se cubre de nubes, los rigores del calor vivido en los días previos se suavizan y parece que hasta el clima pone su granito de arena en este gran día.
Desde la 4 de la tarde la Catedral de Puerto Maldonado experimenta un movimiento nunca antes visto. Los equipos de trabajo van tomando sus posiciones, el coro inicia sus ensayos (magnífico coro, con equipos electrónicos incluidos), el espacio implementado para Sacristía está listo con todos los implementos litúrgicos, el Altar engalanado, las sillas para los Obispos, Sacerdotes y Acólitos perfectamente ordenadas, el material litúrgico en el lugar apropiado, los equipos de filmación toman sus posiciones estratégicas para obtener las mejores tomas, y los más previsores llegan a la iglesia catedral desde una hora antes para ocupar los mejores espacios.
La celebración
A las 5:30 PM, media hora antes de que se inicie la celebración, todo está dispuesto, y la catedral prácticamente llena. Miguel y Teresa, padres del P. David, llegan a la catedral con la emoción manifestada en sus rostros, y compartida con sus hijos Ana y Ernesto, que están atentos a todos los detalles. Y junto a ellos, la gran familia del Vicariato Apostólico está presente, la alegría se palpa en el ambiente y es momento de compartirla dando la bienvenida a todas las delegaciones provenientes desde los diversos rincones del Vicariato. Los aplausos previos manifiestan la emoción contenida, y ésta se derrama abiertamente cuando el coro musical inicia sus primeros acordes y la procesión de todos los celebrantes inicia su ingreso a la Catedral. Un aproximado de 10 obispos, más de 60 sacerdotes, acólitos acompañantes integrados por seminaristas y estudiantes dominicos, y una gran cantidad de fieles que abarrotan la catedral.
La ceremonia se desarrolla de forma impecable. Para darle un poco más de incertidumbre, como suele ocurrir en estos casos, los micrófonos crean al inicio algunos problemas que felizmente se solucionan con prontitud. Todo transcurre a la perfección bajo la batuta permanente y discreta del P. Samuel Torres, quien se multiplica de forma admirable y se oculta por todos los rincones del estrado principal de la Catedral.
La Ceremonia de Consagración se inicia tras la lectura del Evangelio. El P. Provincial de España da lectura solemne al nombramiento emitido por el Papa Francisco, tras lo cual toda la catedral explota en un intenso y prolongado aplauso. La magistral homilía de Mons. Francisco fue capaz de apaciguar ánimos y mantenernos a todos absortos en su atención, cátedra magistral que versa sobre de la labor de un Pastor, sus riesgos y sus grandes potencialidades de servicio. Tras ello, es momento de asistir a los diversos ritos de la Consagración, que todos observamos atentamente, sin dejar escapar un solo detalle. La alegría se expande a toda la Catedral, todo el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado comparte este excelso momento, y la asamblea prorrumpe en emocionados aplausos cuando Mons. David acude a abrazar a sus familiares, que no pueden contener las lágrimas. Al final, momentos de gran emoción al escuchar al nuevo Obispo, y más aún cuando la Sra. María Teresa da lectura a una hermosa carta dirigida a David por sus padres.
Es momento de proclamar en nuestros corazones que tenemos un nuevo Obispo al servicio de la iglesia local y universal. Y es momento de compartirlo con sus 7 antecesores en el episcopado, personajes que han trasmitido a nuestra joven iglesia una vitalidad inusitada: Ramón Zubieta, Sabas Sarasola, Enrique Álvarez, José Mª. G. Graín y Javier Ariz nos acompañan desde el cielo. Juan José Larrañeta, Obispo emérito, y Francisco González, Obispo titular, lo hacen desde su presencia en la Catedral.
Tras la celebración, todos buscamos un momento para rehidratarnos, el calor nos ha hecho sudar de forma abundante, pero las fuerzas no decaen y es ocasión de compartir la alegría en el auditorio de recepción, situado en el antiguo cine Madre de Dios. Mons. David hace presencia en el lugar con su traje episcopal de gala, vestidura blanca privilegio especial de los obispos de la selva. El auditorio se queda pequeño para los más de 500 asistentes a la recepción, pero la excelente organización una vez más demuestra su capacidad para atender a todos, y tras compartir los himnos del Perú y de Madre de Dios, se inicia la velada que contará con magistrales números de bailes, poesías, cantos, regalos al nuevo Obispo… Todos desean fotografiarse con Mons. David, y este sin perder un solo segundo la sonrisa, atiende, abraza, comparte con todos. Son las 11:15 PM, los números artísticos llegan a su fin, el cansancio del día hace ya estragos y es momento de concluir la celebración.
El domingo 12 de octubre, a las 9:00 AM, en la misma Catedral se lleva a cabo la Misa presidida por Mons. David. Una celebración más íntima, pero no menos alegre, coronada al final con una sesión fotográfica en la que todos expresan al nuevo Obispo su felicidad y buenos deseos. Tal como ha sido el expreso deseo del P. David desde su nombramiento, esta ha sido la fiesta de todos, fiesta compartida por todo el Vicariato Apostólico y por la Orden de Predicadores.
Es momento de hacer maletas. En el aeropuerto, los visitantes nos vamos despidiendo, comentando todo lo vivido en estos días. Hacemos votos por encontrarnos pronto nuevamente, y expresamos nuestro más sincero deseo de mantenernos permanentemente al servicio de Mons. David. Nuevas preocupaciones llegarán, pero sentimos y vivimos con enorme alegría cómo nuestra iglesia local se ha renovado con la presencia arrolladora del Espíritu Santo de Dios intensamente manifestado, vivido y compartido en este gran acontecimiento.
Rafael Alonso - CCJPA