Congreso In-Ex
El fin de semana del 14 al 16 de octubre en la Virgen del Camino (León) se celebró el congreso “Alianzas de la espiritualidad dominicana con la cultura contemporánea”, en el que participaron más 80 personas.
Una comisión de frailes dominicos y ex dominicos unidos por el nexo de buscar respuestas honestas y creativas a preguntas sobre el sentido de la vida, decidieron organizar un Congreso en el que “reflexionar sobre el particular grano de arena que podríamos aportar en la encrucijada que nos ha tocado vivir”. Para ello se llamó a una serie de expertos en teología, pensamiento, arte y ciencia con los que dialogar acerca de la alianza entre espiritualidad y cultura contemporánea.
El Congreso comenzó el viernes 14 por la tarde. Tras las palabras de acogida de Gonzalo Blanco, uno de los coordinadores del evento, el congreso se inauguró con la obra de teatro “La lengua en pedazos” de Juan de Mayorga, interpretada por los actores Pedro Miguel Martínez y Nieve de Medina. La obra presentaba un diálogo entre Santa Teresa de Jesús y un inquisidor, y tras su representación se estableció un interesante diálogo con el director y los actores.
La segunda jornada comenzaba con las palabras de bienvenida de fr. Manuel Santos y la presentación del primer ponente fr. Juan Manuel Almarza quien pronunció la conferencia: “Reflexiones desde el observatorio dominicano”. Analizó tres puntos en torno a la actualidad religiosa: una reflexión sobre la laicidad tomando los datos de Charles Taylor; el renacimiento religioso basado en Habermas y finalmente las condiciones de una presencia significativa y de una contribución de la Iglesia en el debate público y democrático basándose en el teólogo Paul Valadier. Terminaba la conferencia recordando la imagen de predicador que daba San Lucas: un predicador es un servidor inútil de una gratuidad que no tiene necesidad de nosotros.
La segunda conferencia corrió a cargo de fr. José Parra con la conferencia “Radiografía social de lo religioso” que desarrolló en tres puntos: el paisaje religioso contemporáneo, dispersión y heterogeneidad del campo religioso, y por último un diagnóstico sobre el camino hacia dónde vamos. Sobre este punto dijo que nos encontramos en un momento de transición entre un modelo normativo de religión constituido, institucionalizado y regulado (tradicional) y un modelo normativo con institucionalización débil y formas más flexibles y abiertas de creer. Ver la conferencia completa.
La última ponencia de la mañana con el título “De qué se habla cuando se habla de espiritualidad” corrió a cargo de fr. Bernardo Fueyo. Hizo notar en primer lugar el incremento del interés por la espiritualidad desde los años 80 hasta nuestros días. Las nuevas espiritualidades son eclécticas, abiertas, libres, anti-institucionales o al menos a-institucionales, con un dios que interpela la reivindicación de lo sagrado, etc. Eso sí, la espiritualidad alternativa se solapa en algunos puntos con la espiritualidad tradicional. Un punto en común, por ejemplo, es la confianza básica de que se puede dar sentido a la vida, o que ambas espiritualidades buscan que emerja lo bueno en el ser humano. Al final planteó tres puntos de debate para tener en cuenta a la hora de enfrentarse con las nuevas espiritualidades: que las nuevas espiritualidades tienden a tener idea de lo divino más que de Dios, la idea de un cosmos sagrado y un reencantamiento del mundo y por último la función terapéutica de la religión.
La tarde comenzó con la conferencia de Enrique Andrés Ruiz con la ponencia “Estética y espiritualidad”. En ella afirmó que en el mundo actual se ha dado un tránsito del culto a la cultura, de experiencia de fe a experiencia cultural. Durante siglos el arte cristiano se centró en lo encarnado, material, en lo carnal basándose en el misterio de la encarnación por el que el mayor canto a Dios consistía en mostrar la belleza de las criaturas. El arte moderno – contemporáneo se centra, sin embargo, en lo apofático - espiritual y así el arte se convierte en religión. El arte y la cultura contemporánea se han convertido en la religión de la laicidad. El autor negaba que el arte contemporáneo actual sea válido para el cristianismo, porque el arte de nuestro tiempo es fabricación a patrón del saber y el tiempo que no pueden ser cristianos. A continuación el moderador fr. Sixto J. Castro continuó el tema analizando los puntos del arte actual que se asemejan a esquemas religiosos, continuando con la idea de que el arte actual se ha convertido en la religión de nuestros días.
La cuarta mesa la moderaba la Hna. Mariví Sánchez Urrutia de las dominicas de la Anunciata sobre el tema: “Propuesta de espiritualidad dominicana”. La primera ponente fue la Hna. Silvia Vara, dominica de la Congregación Romana de Santo Domingo, con una conferencia sobre el interés actual que tienen los místicos renanos, o mejor la escuela mística dominicana. Uno de los puntos más positivos es que fueron buenos comunicadores, que respondieron a la sed de espiritualidad que tenía la gente de su tiempo. Ninguno de los miembros del grupo tuvo experiencias místicas extraordinarias sino más bien experiencias personales de relación con Dios. Los místicos dominicos decían que la experiencia mística era posible para cualquier cristiano y que para alcanzarla no hacía falta ir al desierto o a la soledad más profunda, sino que proponen estar situados en medio de la realidad y reenvían a la cotidianeidad, para penetrar en las cosas y situaciones y dejarse encontrar con Dios.
Continuó fr. Felicísimo Martínez con el tema “Vida comunitaria y misión”, quien reconoció la dificultad de hablar de vida comunitaria y misión en un mundo eminentemente individualista. El ser humano se asfixia, se des-anima, y por eso crece la demanda de espiritualidad pero el problema es que la espiritualidad que se busca es individualista, sin comunidad. Creer sin pertenecer y eso choca con la oferta de vida comunitaria dominicana. Pero en el fondo el individualismo provoca una sombra de soledad y por eso es razonable ofrecer una vida comunitaria que sirve, como dijo Santo Domingo, básicamente para tres cosas: la comunidad para garantizar la calidad de vida y permanencia de la misión de sus miembros; la comunidad para sostener a sus miembros cuando vienen los cambios en estados de ánimo, las crisis, los desalientos y fracasos; por último sirve de estímulo para sus miembros, para dar vida y mantener vivo el espíritu.
El último en intervenir fue fr. Martín Gelabert que pronunció una conferencia con el título “Estudio y quehacer teológico”, como elemento esencial dominicano, en el mismo nivel que otros pilares de la Orden como son la vida común, la misión, la oración y la vida regular. Y no cualquier estudio, sino de un estudio que cobra sentido en función de algo tan importante como es la salvación de las almas, estudio que se llama Teología. El estudio dominicano está al servicio de la verdad, para ser transmitida y predicada, la que hace libres y maduros. Verdad que no significa dogmatismo o adoctrinamiento. Una verdad que se impone al final pero requiere de una interminable búsqueda, se adquiere por el estudio asiduo, no como actividad académica sino como necesidad que tiene todo ser humano de ir más allá de sí mismo y abrirse a la realidad del otro. Este estudio requiere de una espiritualidad concreta como la capacidad de escucha, capacidad de diálogo y capacidad de respuesta a las preguntas que sobre nuestra fe nos puedan hacer porque una cosa es segura y es que el estudio refuerza la propia fe y ayuda a hacerla creíble, y esa es una de las primeras tareas del teólogo y predicador. Una fe sin contenido está vacía de sustancia, no tiene ningún mensaje que ofrecer ni un proyecto que ofrecer.
La última mesa la moderaba D. Fernando Box con una conferencia de título “Alianza entre espiritualidad” por D. Antonio Fernández Rañada. Defendió la necesidad del diálogo entre ciencia y fe. Se apoyó en las declaraciones de científicos de renombre como Einstein o el cosmólogo británico Martin Ris que defendía el entendimiento entre la ciencia y las principales religiones del mundo. De hecho este científico en una entrevista decía que el antagonismo entre ciencia y religión se debe al conflicto aparente entre algunas formas de ciencia y algunas formas de religión. Ciencia y religión no se oponen. Para resolver los problemas del mundo se necesita que religión y ciencia anden juntos, porque la razón sola no puede programar una ética válida para el mundo.
El Congreso se concluyó con un tiempo de diálogo en el que se estudió la posibilidad de dar continuidad a este espíritu de colaboración In – Ex, con más congresos, diálogo en la red, algún blog y llevar lo discutido y reflexionado a la predicación.
La Eucaristía en la Basílica de la Virgen del Camino, presidida por el prior provincial de la Provincia de España fr. Javier Carballo O.P., puso punto final al Congreso. Ver la homilía.