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Debate sobre la esclavitud: las voces de Las Casas y Sepúlveda en La Habana

24 de octubre de 2024

El curso de posgrado de La Habana sobre la Escuela de Salamanca profundiza en la defensa de la dignidad indígena

  La tercera conferencia del curso de posgrado sobre Los 500 años de la Escuela de Salamanca a cargo del doctor Pablo Romo Cedano, de México, se celebró el 17 de octubre en el Aula Enrique Jose  Varona, de la Universidad de la Habana.

  La presentación del ponente estuvo a cargo del Dr. Pablo Velázquez Leiva quien destacó las capacitaciones y múltiples publicaciones del invitado de este mes.

  El tema para considerar en esta ocasión era “la controversia de los teólogos de la escuela de Salamanca sobre la esclavitud”. Y en esta controversia, dos figuras principales: Bartolomé de las Casas y Gines de Sepúlveda.

  La polémica entre Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de Las Casas es un capítulo crucial en la historia del encuentro entre Europa y América durante la época de la colonización española. Este debate, que tuvo lugar en el siglo XVI, enfrentó dos visiones opuestas sobre el tratamiento y los derechos de los pueblos indígenas de América.

  En la mayoría de sus obras escritas Bartolomé de Las Casas denunció vehementemente la brutalidad y la injusticia de la esclavitud de los indígenas americanos por parte de los colonizadores españoles. Argumentó que los indígenas tenían el mismo derecho natural a la libertad que cualquier otro ser humano y que su explotación y esclavización eran moralmente inaceptables.

Pablo Velázquez Leiva
Pablo Velázquez Leiva / Fotografía: Granma

  Por un lado, Ginés de Sepúlveda, defendía la idea de la superioridad cultural y moral de los europeos sobre los indígenas americanos. Sepúlveda argumentaba que los indígenas eran bárbaros y paganos que necesitaban ser conquistados y evangelizados por los españoles.

  Las Casas argumentaba que los indígenas americanos eran seres humanos con los mismos derechos naturales que los europeos y que la conquista española estaba basada en la codicia y la injusticia. Abogaba por la abolición de la esclavitud y la protección de los indígenas frente a los abusos de los colonizadores.

  En última instancia, la polémica entre Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de Las Casasrepresenta un choque de dos visiones irreconciliables sobre el encuentro entre civilizaciones,y su legado sigue siendo relevante en la búsqueda de la justicia y la reconciliación en el mundo contemporáneo.

  Negar la humanidad a los nativos de nuestras tierras era el camino más rápido y sencillo para incorporarlos a la fuerza de trabajo como esclavos. El no tener alma, o tener una "alma menor" eximía de la responsabilidad siquiera de la evangelización. Posibilitaba, en cambio, sumarlos a las cosas que podían ser usadas, saqueadas, llevadas o destruidas.

  El desafío para nosotros todavía es responder a la pregunta ¿cómo actuarían hoy, en nuestro contexto de cambio de paradigmas y de crisis civilizatoria, aquellos que nos iluminaron y dieron su vida por recuperar la de los pueblos indios? No se trata de resaltar la ida y obra de aquellos que empujaron la historia para el reconocimiento de la humanidad de los aborígenes de nuestras tierras, aunque es fundamental conocerlos y honrarlos.

  Después de hablar de las fuentes en las que Bartolomé de las Casas buscaba los argumentos para sus presentaciones y discusiones con Ginés de Sepúlveda o en la Corte, (Aristóteles, Santo Tomas de Aquino, Francisco de Vitoria) el ponente nos propuso llegar a algunas conclusiones:

  Es preciso recuperar el lugar teológico (hermenéutico) desde el cual se vive y después se piensa y se reflexiona la fe.

  La vida, en la caridad, es llave de comprensión para identificar las pistas de verdad que queremos transmitir. Las Casas decía, si fuéramos indios, veríamos las cosas de otro modo.

  Bartolomé de las Casas descubrió a Dios en el pobre, en el que tiraron al margen del camino y lo levantó, lo curó y consagró su vida.

  La articulación con sus hermanos, con sus cómplices en el camino, le dio un horizonte que no hubiera conseguido nunca solo. La pasión y vehemencia por la verdad y la justicia la contagió y la contagia hasta nuestros días.

  Sean la épica del Proceso de Salamanca y la figura de Bartolomé de Las Casas abrevaderos de esperanza para las obscuras tempestades que asolan nuestro mundo. Vivir en congruencia con el evangelio, con las convicciones de verdad y justicia, es posible ayer y hoy.

Fr. Jose Hernando, O.P.