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Cuatro hermanas dominicas de la Anunciata atenderán la Casa de la Misericordia de Astorga

18 de abril de 2017

Junto con la Adoración al Santísimo Sacramento durante todo el día

  El próximo mes de octubre, concretamente el viernes 13, será inaugurada la Casa de la Misericordia de Astorga junto con la Adoración al Santísimo Sacramento durante todo el día y la apertura al culto eucarístico del Santuario de Nuestra Señora de Fátima

  Cuatro hermanas dominicas de la Anunciata serán las encargadas de  la Casa de la Misericordia, pareja al Santuario, donde atenderán y escucharán a toda persona que tenga cualquier necesidad espiritual y material y se promoverá un voluntariado que acompañe a las instituciones dedicadas a los necesitados y enfermos.

  En el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, a partir del 13 de octubre, se celebrará una eucaristía semanal y contará con la presencia de confesores. Este templo estará abierto a que todas las parroquias de la diócesis puedan acudir para orar ante al Santísimo Sacramento por las vocaciones sacerdotales, por la santidad de los sacerdotes y por la unión de los matrimonios.

Hermanas Dominicas de la Anunciata

  La Congregación nace como respuesta a las necesidades de un momento histórico, a mediados del siglo XIX.

  San Francisco Coll, dominico, conforme a la Orden de Predicadores, y exclaustrado a causa de la legislación aprobada por el Gobierno de la nación, se dedicó a evangelizar los pueblos y vio que una de las principales causas de la corrupción de costumbres era la ignorancia, especialmente de la doctrina cristiana.

  Por otra parte, había visto que mujeres jóvenes deseaban vivir consagradas a Dios y cooperar al bien del prójimo, pero la carencia de medios les impedía entrar en las Congregaciones existentes.

  Francisco Coll, emprendió la ardua tarea de trabajar para subsanar estas lagunas descubiertas en la predicación.

  Fundó la Congregación para “Anunciar el Mensaje de Salvación a todos, especialmente a la niñez y juventud a través de la educación”.

Y según sus palabras, las Hermanas deben:

“Esparcir la verdadera doctrina enseñándola por las poblaciones grandes y pequeñas” e “Iluminar de este modo las tinieblas de la ignorancia”.

La Congregación, fiel al carisma específico y a su especial vocación dominicana, plasma como ejes esenciales la contemplación y el anuncio:

“Contemplar y dar a los demás lo contemplado”.

“Contemplando en el misterio de la Anunciación la entrega del Verbo a la humanidad, encontraremos el amor, la luz y la alegría que nos impulsen a promover a la persona humana hacia la plenitud en Cristo y ayudar así a la configuración cristiana del mundo”.