Despedida de los dominicos españoles en la diócesis de Corpus Christi deTexas
El domingo 16 de junio se celebró una Eucaristía de acción de gracias por la presencia dominicana en la diócesis de Corpus Christi (Texas)durante 82 años, presencia que finalizará el próximo 30 de junio.
Durante 82 años los dominicos de la provincia de España hemos tenido distintas casas en el sur de Texas y atendido las parroquias de Alice, San Diego, Benavides y Freer, en la diócesis de Corpus Christi. El 5 de octubre de 1931 se firmó el contrato con el obispo de Corpus Christi aceptando la parroquia de San Diego, que ha sido, precisamente, la última que vamos a dejar el 30 de junio de 2013. Con este motivo, el domingo 16 de junio la parroquia celebró una auténtica acción de gracias por la presencia dominicana durante tantos años (¡en USA 82 años es una larga historia!), pero muy especialmente por los dos últimos frailes que han sirviendo a esta comunidad durante muchos años: fr. Epifanio (Epi) Rodríguez y fr. Benito Retortillo. Ya la diócesis les había dedicado un amplio reportaje en la revista diocesana, dedicándoles incluso la portada con un sugerente título: “Dominican Priests: Leaving diocese a better place”.
La eucaristía estuvo presidida por el obispo de la diócesis, Mons. Michel Mulvey, acompañado por fr. Epi y fr. Benito, el vicario general de la diócesis, el prior provincial de la provincia de España y varios sacerdotes amigos. El obispo habló sobre el servicio sacerdotal, cómo los dominicos habían creado comunidad y ayudado y acompañado a muchas personas. Pidió que levantaran la mano aquellos a los que habían bautizado, dado la primera comunión, a quienes habían casado… ¡Y menos mal que se le olvidó preguntar por los que habían enterrado! También les agradeció la fraternidad sacerdotal que han vivido con el clero diocesano. Al final de la misa, se entregó una placa, que quedará colocada en la iglesia parroquial de San Diego-Texas, en la que se agradece a los dominicos de la provincia de España su presencia desde 1931 a 2013. Y se les entregó una declaración del congreso de Texas, a cada uno de los dos últimos frailes, en los que se les reconoce y agradece sus servicios. Después de la Eucaristía vino la recepción-comida, a la que había inscritas 700 personas, y al final los esperados discursos del Obispo, el vicario general, el prior provincial y de los dos frailes despedidos. Epi y Benito, durante todos estos años, han vivido muy de cerca la realidad dura de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, sus discriminaciones y sufrimientos, pero también su profunda religiosidad y las nuevas oportunidades que han ido alcanzando. La gente ha valorado su vida sencilla, austera, entregada y su servicio cariñoso y constante, hasta el momento en que ya sus condiciones de edad aconsejan volver a España.
Todo fue vivido, sobre todo, con un profundo sentido de agradecimiento a la Orden, a los dos últimos frailes y a Dios mismo porque los dominicos han puesto las bases en esa zona del sur de Texas para que se desarrolle la vida cristiana católica. Obviamente, también hubo muchas lágrimas de la gente, en el domingo en que el Evangelio nos hablaba de la mujer que enjugaba con lágrimas los pies de Jesús, como señal de despedida, pero también de un profundo afecto y agradecimiento. También nosotros tenemos que agradecer todo lo que nos ha aportado esta presencia y sus gentes. Nos vamos los frailes de Texas, pero en Texas queda no sólo una parte de nuestra historia sino también una familia dominicana viva que continuará el estilo de la predicación de la Orden. God bless you!
Leer el especial sobre los dominicos en la revista de la Diócesis (en inglés)