Domingo de Soto y el pensamiento económico de la Escuela de Salamanca
Fr. Bernardo Sastre analiza en su conferencia el legado de Domingo de Soto en el marco del 500 aniversario de la Escuela de Salamanca
En el desarrollo del curso de posgrado 500 Aniversario de la Escuela de Salamanca, Fr. Bernardo Sastre Zamora, OP (asignado a Salamanca), dictó la cuarta conferencia, con el título: El pensamiento de Domingo de Soto sobre la propiedad privada, donde analizó las ideas del maestro tomista Domingo de Soto sobre la propiedad privada y su contribución al desarrollo del pensamiento económico y jurídico sobre el derecho de «dominio», en relación al bien común.
En el marco del profético pensamiento tomista y renacentista de la Escuela de Salamanca, Soto considera que la propiedad privada es un derecho natural vinculado al orden social. Influenciado por santo Tomás de Aquino y otros autores de renombre, el dominico sostiene que la propiedad privada no contradice la justicia universal, en la medida en que esta queda subordinada al bien común. Para Soto y otros teólogos salmantinos, la propiedad tiene una función social y debe ser regulada por la justicia (objeto del derecho): no a modo de derecho absoluto, sino en vistas a la equidad y la solidaridad.
Tras la presentación del ponente, fray Bernardo comenzó su exposición con una biografía de Domingo de Soto en su contexto, para luego centrar su atención en una de sus obras maestras: De iustitia et iure (en español, Sobre la justicia y el derecho), presentando los libros que la componen, y su contenido básico. La obra no se limita solo al ámbito económico, sino que también aborda cuestiones políticas, sociales, económicas y religiosas de su tiempo, siempre de una perspectiva teológica omniabarcante. La primera edición del tratado De iustitia et iure fue publicada en Salamanca en los años 1553-1554, y posteriormente se imprimió en 1556 una edición ampliada, revisada por Soto. La obra fue muy influyente, contando con más de treinta ediciones, registradas en diversas bibliotecas europeas (como Madrid, Salamanca, Venecia o Lyon), lo cual resalta todavía más la valía de su pluma.
Los puntos principales de la exposición fueron los siguientes: la noción y los sujetos titulares del dominio (o propiedad privada), el ámbito del dominio, las clases de dominio, el derecho a la vida, la función social del dominio y el uso recto de los bienes en vistas al fomento del bien común.
Algunas conclusiones cerraron la conferencia:
- Concepción teológica y reflexión filosófica. Los teólogos de Salamanca fundamentan su reflexión en una visión interdisciplinar y unitaria de la persona humana, con base en una escolástica preocupada, y no distanciada, de los problemas concretos de su tiempo.
- Dominio apoyado en la libertad. Respeto a uno mismo y a los demás: el fundamento del dominio humano radica en la dignidad de la criatura racional, que tiende a buscar su fin. La libertad es crucial en la noción de dominio; solo los seres libres (Dios, ángeles, humanos) pueden ejercerlo.
- Derecho sobre la creación natural. El ser humano tiene derecho a cubrir las cosas necesarias propias de su vida corpórea, haciendo de este derecho algo superior a las leyes humanas. Además, dicho derecho es universal: todos los seres racionales son, en principio, dueños de las cosas creadas, destinadas por Dios a satisfacer las necesidades de todos.
- División de la propiedad, pero con uso compartido de los bienes. El pecado original alteró el orden inicial, haciendo necesaria la introducción de un concepto como el de «división de la propiedad», en vistas a permitir una vida plenamente humana en sociedad.
- El Estado y la Iglesia son medios para que el hombre alcance su plenitud. El hombre, por su dignidad intrínseca, es anterior al Estado, y no puede subordinarse a un fin que no sea Dios. Tanto el Estado como la Iglesia son mediaciones orientadas a la perfección temporal y sobrenatural del ser humano.
Tras la conferencia, se dio paso a un diálogo con los asistentes, en el cual se realizaron preguntas al ponente, así como interesantes reflexiones, buenos frutos aportados al final del acto académico.
Fr. José Hernando, O.P.