El Arzobispo bendice la casa natalicia de san Vicente Ferrer tras las obras de rehabilitación
Contó con la presencia del Prior Provincial y numerosos frailes de los conventos de Valencia
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, bendijo este lunes, la casa natalicia de san Vicente Ferrer después de su reapertura el pasado mes de junio tras las obras de rehabilitación.
La celebración tuvo lugar a las 19:30 horas en la casa natalicia del santo valenciano conocida como el Pouet de sant Vicent y en ella se estrenó la réplica del Santo Cáliz regalada por el cardenal Cañizares, según ha indicado el dominico José Manuel Alcácer, superior de la comunidad en la casa natalicia.
La invitación de San Vicente
Fr. José Manuel Alcácer Orts, O.P.
Esta celebración no deja de ser algo atípica, puesto que no se celebra la fiesta del santo, ni la dedicación de su Iglesia, pero sí que damos gracias a Dios y a todos los que han hecho posible la rehabilitación de esta Casa Natalicia de San Vicente Ferrer. Y lo hacemos en un día que el mismo San Vicente lo consideraría como un día importantísimo en su vida, puesto que supuso un antes y un después; ya que un 22 de Noviembre de 1399, salió por la puertas de Aviñón para dedicar el resto de su vida a la predicación itinerante, por toda Europa, durante veinte años, hasta su fallecimiento en Vannes un 5 de Abril de 1419.
Tan grabado se le quedó en su vida aquél 22 de Noviembre, que a partir de ese momento y sin que menguara su humildad, dejó de firmarse como Fray Vicente Ferrer Pecador y en adelante lo hizo como Fray Vicente Ferrer Predicador.
San Vicente Ferrer Predicador nació un venturoso día en esta Casa en la cual el paso de las centurias y a pesar de las restauraciones de que fue objeto, la hacían necesaria de una total rehabilitación, por la que, una vez terminada, había que dar gracias a Dios, para que este lugar fuera lo que ha sido desde siempre y lo continuó siendo desde que en 1573, pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Valencia, con el fin de que la Casa de San Vicente fuese propiedad de todos los valencianos; cada vez más devotos de su santo Patrón; y desde 1915 estuviera atendida por una Comunidad de sus hermanos dominicos.
En primer lugar, una Casa que como Casa de Dios, siempre es, ante todo, Casa de oración, de encuentro con el Señor y con los hermanos, una casa de paz, de conversión, de concordia y unidad, en la cual, de una manera continuada, resonara el eco de su predicación evangélica en la que siempre brillaba la luz y el calor del Evangelio sobre todo para los más necesitados de ella como eran los miembros más heridos de la Iglesia y por ello, más queridos.
Y no solo esto, no podemos olvidar la resonancia histórica de estos muros, hoy restaurados, puesto que quien nació entre ellos llegó a ser quizá, uno de los personajes que influyó decisivamente, en los acontecimientos más importantes de la historia de la Iglesia y de los reinos. Tiempos y acontecimientos difíciles, que iluminados por su fe y resueltos por su caridad, alumbraron un futuro de esperanza, y en esta casa también tiene que resonar esta dimensión.
Por último, si la historia va ligada a la cultura y a las costumbres y ambas están impregnadas por la santidad, este es un lugar privilegiado, no solo para el recuerdo, sino también para la profundización en un diálogo del humanismo cristiano: bien conocido, mejor enraizado y abierto al intercambio de ideas, que debemos emprender con el mundo actual, para que siguiendo la tradición vicentina, acertemos -desde la solidez de la historia- en encontrar los caminos de una convivencia en la que la milenaria civilización cristiana siga dejando oír su voz.
A esta tarea renovada estamos convocados hoy todos los aquí presentes, tanto individual como colectivamente y desde nuestras conciencias deberíamos tomar una muy “determinada determinación”, de que nuestra devoción al santo no quede reducida a la celebración de una fiesta anual, sino en un deseo ferviente de seguir sus huellas; unos como dominicos, otros como cristianos, que no caminan solos, sino hermanados, para continuar su obra.
En definitiva, que esta Casa, según su deseo, siga siendo la Casa del encuentro de todos los valencianos, embajada de San Vicente y de sus hermanos dominicos ante Valencia y embajada de Valencia ante su Santo Patrono; porque quien vino aquí a este mundo, jamás hubiera excluido a nadie de su casa, ya que fue un valenciano universal, que amando mucho a su tierra, amó y acogió siempre especialmente a cuantos estaban necesitados de una palabra de salvación; entre ellos, nosotros, por eso su casa es y será siempre la nuestra, la de todos.
La casa en la calle del Pouet en Valencia, reabrió al culto el pasado mes de junio tras finalizar la reforma que duró un año y que permitió reparar el tejado y las humedades y restaurar unos azulejos del siglo XVII y la bóveda original de la capilla del nacimiento.
Las obras han corrido a cargo del Ayuntamiento de Valencia y comenzaron en junio de 2020 tras la petición de la comunidad de dominicos “considerando el sexto centenario de la muerte del santo una buena efemérides para realizar la restauración de su casa natal afectada por múltiples patologías -humedades, termitas y carcoma- acumuladas a lo largo de 70 años, ya que el edificio actual data de 1950”, ha añadido José Manuel Alcácer.
La reforma de la casa en la que nació en 1350 el patrón de la Comunitat Valenciana permitió descubrir algunos azulejos del Gremio de “Boneters”, “que ocuparon la casa durante casi todo el siglo XV”, con imágenes que se asemejan a un birrete, y que fueron encontrados en un respiradero de la cripta donde está el pozo, “la única parte de la casa que se conserva que podría ser de la época del santo y que a mediados del siglo XV se supone que estaba a nivel de calle”.
La cripta “es, sin duda, el lugar más emblemático del edificio, por su famoso ´Pouet` que otorga la denominación a la casa, y a cuya agua se ha atribuido toda clase de favores e incluso milagros, y también la columna que sostiene lo que era el primer piso de la casa, que actualmente es la Capilla del Nacimiento”, ha señalado.
Precisamente en la cripta, “se ha dejado al descubierto una pared para averiguar qué hay detrás y para que puedan verse los distintos estilos arquitectónicos, ya que el edificio fue restaurado dos veces, en los siglos XVII y XVIII, antes de la construcción del edificio actual, en 1950, cuando se derribó la casa original excepto la cripta”.
También en la cripta, donde han sido eliminadas las humedades, “llama la atención un gancho oxidado que cuelga del techo, que se ha dejado al descubierto, y que posiblemente fue la antigua polea con la que se sacaba el agua del pozo hace siglos”.
La bóveda original de la Capilla del Nacimiento, al descubierto
La restauración permitió reparar “todo el tejado de la calle del Mar, que estaba a punto de derrumbarse porque las vigas ya no apoyaban en los pilares y la madera estaba carcomida”, ha asegurado.
También fue reformado el zaguán “con valiosa azulejería valenciana del siglo XVIII” que da acceso a la Capilla del Nacimiento, en el antiguo primer piso de la casa, donde se ha restaurado una obra del pintor Vicente López que representa el nacimiento de san Vicente Ferrer, así como la bóveda de estilo gótico, “muy valiosa por su nervatura dorada, que se ha respetado, elemento arquitectónico que estaba tapado por otra bóveda construida con posterioridad que ha sido eliminada”.
Igualmente, ha sido reformada la iglesia octogonal, construida en 1950 y cuya puerta principal se abre a la calle del Mar. En ella se ha mejorado la iluminación y recuperado “el color genuino de sus arcos de piedra y de la pintura” y se han restaurado sus imágenes “sobre todo el retablo y la imagen de san Vicente que preside el altar mayor, ambas presas de la carcoma”. También ha sido rehabilitada la Sala de Predicación, o sala de interpretación vicentina, donde se conserva la única imagen del santo sentado.
Culminada la rehabilitación, la casa natalicia de san Vicente Ferrer abrió de nuevo al culto con la celebración de misas todos los días laborales y los sábados y vísperas de fiesta, a las 20 horas, y los domingos y festivos, a las 13 y a las 20 horas. Además, el horario de visitas es de 10 a 13 horas y de 17 a 20 horas, de lunes a viernes; y los sábados, de 10 a 13 horas.
La casa, como centro de estudio vicentino
Muerto san Vicente Ferrer y desaparecida su familia, el primer propietario de la casa natal fue el Gremio de “Boneters”, que levantó una capilla u oratorio en honor de san Vicente Ferrer, que era su santo patrón, y posteriormente, pasó a pertenecer al Convento de Predicadores.
En 1573 pasa a ser propiedad del Ayuntamiento de Valencia con la condición, puesta por el Provincial de los dominicos de entonces, de que se mantenga el culto a san Vicente Ferrer. Ya en el siglo XX, concretamente en 1915, se firma un convenio por el que el Consistorio mantiene la propiedad y cede a la comunidad de dominicos el culto al santo, la capellanía y la presencia en la casa.
Tras la restauración acometida, la idea es que la casa natal de san Vicente cumpla una triple función: “seguir siendo un lugar de culto vicentino, convertirla en un centro de estudio de la figura de san Vicente Ferrer y en un foco de divulgación de la personalidad y obra del patrón de la Comunitat Valenciana”.
*Fuente: Archivalencia