El movimiento ecuménico apoya los esfuerzos hacia la conversión y la reforma de todas las iglesias
Casi 200 personas se reunieron en Cracovia en el 45º Congreso Internacional.
Casi 200 personas se reunieron en Cracovia (Polonia) entre los días 22 y 29 de Julio de 2019 en el 45º Congreso Ecuménico Internacional promovido por la IEF (International Ecumenical Fellowship). El tema del congreso fue el pasaje de 2 Corintios 5, 14: El amor de Cristo nos apremia.
La tarea del ecumenismo es un mandamiento que nos da el mismo Dios que quiere que sus hijos vivan como hermanos. Ecumenismo no significa uniformidad, es la posibilidad de que pueda haber unión en la diversidad.
Participaron representantes de varias confesiones cristianas y de más de 10 países. Entre ellos estuvo presente el profesor de Ecumenismo en la Facultad de San Vicente Ferrer el profesor Dr. Andrés Valencia. Que también es responsable del Centro Padre Congar (Valecia-España), así como vice-presidente de la IEF y presidente de Comisión Teológica de la IEF. Y también asistió como invitado fray Marcos Alexandre op, alumno de facultad de teología de Valencia.
El congreso estuvo a cargo de la Región Polaca para su preparación, quienes hicieron un excelente trabajo de acogida. En el congreso destacaron dos conferencias, una a cargo del profesor Rev. Dr. Darius Chwastek, que habló sobre la Eclesiología de la Renovación y la Unidad; y otra del Rev. Prof. Wieslaw Przygoda, en la que abordó el tema de la Misericordia de Dios Revelada en la Diakonía – la Iglesia se extiende en “la periferia”.
Además de estas dos conferencias, hubo varios momentos en los que los participantes del congreso pudieron tomar parte para discutir y reflexionar sobre temas actuales que desafían el trabajo ecuménico de las Iglesias, así como pudieron compartir preguntas y propuestas.
También fueron varios los momentos en que se reunieron todos para rezar en común: como por ejemplo en la eucaristía Luterana, en la Anglicana, en la Católica Romana, en la Víspera Ortodoxa, o en la oración al estilo de Taizé.
El Congreso también ayudó a los participantes a conocer mejor la realidad de las Iglesias en Polonia, sobre todo en Cracovia, y también a conocer la realidad. Se realizaron visitas para conocer varios lugares históricos y religiosos importantes de la ciudad. Destacaron la visita al Santuario de la Divina Misericordia; el barrio Judío; Wadowice, la ciudad donde nació San Juan Pablo II; y el centro antiguo de la ciudad.
El amor de Cristo apremia a todos los cristianos a vivir la unidad. No puede haber verdadera comunidad sin que el amor trinitario la rodee. El 28 de julio por la noche fue la celebración oficial de clausura del Congreso y la publicación de una declaración por parte de la IEF. Los participantes fueron enviados a comunicar los frutos de ese congreso, enviados a proclamar: Quam bonum est et quam jucundum, habitare fratres in unum (¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!).
Este congreso, una vez más, ha sido un profundo ejemplo de que es posible vivir y convivir todos juntos como hermanos. Y que esa unidad es una gracia fruto del amor de Dios, gracia derramada a aquellos hombres de buena voluntad.