El papa Francisco clausura el Jubileo 800 años de los dominicos
Una eucaristía en la catedral de Roma pone el broche de oro a las celebraciones del VIII centenario de la Orden de Predicadores
- Más de 2.000 dominicos y dominicas asisten a la celebración que cierra el Jubileo Dominicano
- Papa Francisco: "La obra que Santo Domingo, lleno de la luz y de la sal de Cristo, ha realizado ochocientos años atrás, es una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida"
La archibasílica San Juan de Letrán de Roma acogió el sábado la clausura internacional del VIII centenario de los dominicos, una Eucaristía presidida por el papa Francisco.
El 7 de noviembre de 2015 dominicos y dominicas de todo el mundo comenzaban el año jubilar para conmemorar la aprobación, 800 años atrás, de la Orden de Predicadores. Más de un año de celebraciones en el que la familia dominicana ha querido mirar a su pasado para renovar su presencia en el mundo y proyectar su futuro. Según fray Vivian Boland, vicario del maestro de la Orden: "No solo debemos pensar en el pasado y las personas que formaron parte de él sino en cómo afrontaremos los desafíos de ahora".
Francisco quiso sumarse a las celebraciones jubilares de los dominicos. En agosto ya recibió en audiencia a los participantes del capítulo general, y este sábado abrió las puertas de la catedral romana para festejar, junto a más de 2.000 de dominicos y dominicas llegados desde todos los continentes, el cierre del octavo centenario.
Durante la homilía, el santo padre, destacó la relevancia que la Orden de Predicadores ha tenido a lo largo de la historia: "La obra que Santo Domingo, lleno de la luz y de la sal de Cristo, ha realizado ochocientos años atrás, es una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida, y ha hecho que muchos hombres y mujeres sean ayudados a no perderse en medio del ‘carnaval’ de la curiosidad mundana".
Francisco subrayó que "hoy la palabra de Dios nos presenta dos escenarios humanos opuestos: de una parte el ‘carnaval’ de la curiosidad mundana; de la otra, la glorificación del Padre mediante las obras buenas. Y nuestra vida se mueve siempre entre estos dos escenarios”. Es interesante ver como ya entonces, dos milenios atrás, los apóstoles del Evangelio se encontraban ante este escenario, que en nuestros días se ha desarrollado mucho y globalizado a causa de la seducción del relativismo subjetivista. La tendencia de la búsqueda de novedad propia del ser humano encuentra el ambiente ideal en la sociedad del aparentar, del consumo, en el cual muchas veces se reciclan cosas viejas, pero lo importante es hacerlas parecer como nuevas, atrayentes, seductoras”. Es la así llamada ‘sociedad líquida’, sin puntos fijos, desordenada, sin referencias sólidas y estables; es la cultura de lo efímero, del usar y tirar".
¡Cuidado que la sal pierda su sabor! ¡Cuidado que un sacerdote, un consagrado, una congregación que pierde su sabor!
Pero para Francisco, en medio del “carnaval” de ayer y hoy, hay una buena respuesta, la de Jesús y de la Iglesia: "esta es la base sólida en medio del ambiente ‘líquido’: las buenas obras que podemos realizar gracias a Cristo y a su Santo Espíritu, y que hacen nacer en el corazón el agradecimiento a Dios Padre, la alabanza, o al menos la maravilla y la pregunta: ¿Por qué?, ¿Por qué esta persona se comporta así?: la inquietud del mundo ante el testimonio del Evangelio. Pero para que este ‘sacudón’ suceda se necesita que la sal no pierda el sabor y la luz no se esconda. Jesús lo dice muy claramente: si la sal pierde su sabor no sirve para nada. ¡Cuidado que la sal pierda su sabor! ¡Atención a una Iglesia que pierde el sabor! ¡Cuidado que un sacerdote, un consagrado, una congregación que pierde su sabor!
Las prioridades: los jóvenes, el mundo digital, la emigración, y sobretodo estudiar y estudiar y estudiar para constituir comunidades y predicar
La eucaristía en Roma fue el último de los actos del centenario y del Congreso para misión de la Orden de Predicadores, que durante 6 días ha reunido a frailes, monjas, hermanas, laicos, jóvenes, colaboradores, miembros de las fraternidades sacerdotales y amigos de los dominicos. Para el maestro de la Orden, tras las conclusiones extraídas en el congreso las prioridades de los predicadores en el próximo futuro deben ser: “los jóvenes, el mundo digital, la emigración, y sobretodo estudiar y estudiar y estudiar para constituir comunidades y predicar”.