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Encuentro de cuaresma de la Familia Dominicana en Barcelona

14 de febrero de 2016

El pasado 13 de febrero, la Familia Dominicana de Barcelona se reunió en las Dominicas de la Presentación de la calle Bellafila para reflexionar sobre la Cuaresma y compartir una tarde de encuentro.

 

El pasado 13 de febrero, la Familia Dominicana de Barcelona se reunió en las Dominicas de la Presentación de la calle Bellafila para reflexionar sobre la Cuaresma y compartir una tarde de encuentro.

Al igual que el año pasado, fray Alfonso Esponera, de manera clara y bien documentada nos situó en el I domingo de Cuaresma, inicio de este tiempo fuerte litúrgico que nos llevará a la Pascua. Insistió que este año estamos marcados por el Jubileo de la Misericordia y por el Jubileo de la Orden y que por tanto debíamos tener en cuenta qué se nos estaba pidiendo. Fray Esponera insistió en que para que un colectivo funcione necesita memoria, atención y capacidad de resolución de problemas, que es lo mismo que decir: recuerdo, discernimiento y capacidad de resolución de los problemas del mundo de hoy. Destacó que la dimensión colectiva son los 800 años de la Orden pero que también hay una dimensión personal. Desgranando la dimensión colectiva, aprovechó su amplio conocimiento histórico para hacer un repaso a una historia de luces y sombras. Sin ser exhaustivo pero sí muy interesante nos trasladó a la Barcelona de 1219 cuando se fundó el convento de Santa Catalina por orden de Santo Domingo y a petición del obispo de Barcelona, Berenguer de Palou. Luego vinieron las fundaciones de Lleida y Tarragona, seguidas de muchas otras. En 1835 el gobierno obliga a la exclaustración y no es hasta 1889 que se restaura en Barcelona, en el actual convento de Bailén. Siguió haciendo recuento de monasterios, congregaciones y miembros de la tercer orden, pues hacer recuerdo colectivo, es dar gracias por los que nos han precedido. Luego, Fray Alfonso Esponera habló del recuerdo personal, afirmó que “no podemos ser desmemoriados”, y que hay que “pedir la gracia de ser memoriosos”, hay que llevar la memoria de Dios. ¿Somos memoria de Dios?, insistió. ¿Somos centinelas que despiertan en los demás la memoria de Dios? Terminó reflexionando sobre el discernimiento en la cuaresma: tiempo de revisión para ver cómo vivimos nuestro testimonio de cristianos, y destacó que el papa Francisco nos invita a vivir este momento fuerte para experimentar la misericordia de Dios. “Hay que dar misericordia y pedir misericordia”, preguntarnos dónde están los cumanos, pues es el tiempo oportuno para cambiar de vida y Dios no se cansa de tender la mano. “No podemos ser cristianos sino hacemos memoria de Jesucristo y no recordamos las maravillas que Dios ha hecho con nosotros. Él es nuestra fuerza”, concluyó.

Sor Gemma Morató