Fr. Esteban Nko Sipi realiza la profesión solemne en la Orden de Predicadores
En una ceremonia presidida por el Prior Provincial de la Provincia de Hispania en la Basílica San Vicente Ferrer de Valencia
El sábado 10 de junio por la tarde, víspera de la festividad del Corpus Christi, en la Basílica San Vicente Ferrer de Valencia, Fr. Esteban Nko Sipi, dominico de la Provincia de Hispania, realizó su compromiso definitivo en la Orden de Predicadores.
La ceremonia, que estuvo presidida por el prior provincial de la Provincia de Hispania, Fr. Jesús Díaz Sariego, fue retransmitida en directo a través de YouTube, para que sus familiares y seres queridos pudieran presenciar la ceremonia en la distancia, especialmente desde Guinea Ecuatorial y Camerún. Aún así, la basílica del centro de Valencia estuvo repleta con la compañía de frailes, amigos, familiares y miembros de la Familia Dominicana.
En su homilía el Provincial señaló que la profesión solemne de Fr. Esteban es un motivo de gracia y una llamada para «dar Vida a la vida» a través de su vocación como fraile predicador. También resaltó la necesidad de conocer y comprender el corazón de las personas, al igual que Dios conoce el nuestro, para poder construir una comunidad de fe comprometida con los demás.
Fr. Jesús continuó explicando a Esteban que el proyecto de vida en la Orden de Predicadores trazado por Dios para él no es exclusivamente para su propio deleite personal, sino para servir a los demás a lo largo de tu existencia. Al haber entrado en su vida, Dios ha ensanchado su corazón para que pueda acoger a los demás: «tu vocación no será solamente para ti mismo, sino para los demás».
Díaz Sariego concluyó su prédica diciendo que el pan que Jesús ofrece es su carne para la vida del mundo. Esto implica que al entregarse a sí mismo, otros pueden alimentarse y tener vida. Esta idea es relevante para la vocación de Esteban como fraile predicador, ya que «al tener una vocación para los demás, todo aquello que entregues de ti mismo, purificado por la presencia de Dios, dará vida a muchos. No olvides esto. Asúmelo con la responsabilidad en la que son formados los frailes predicadores. Cuenta, para ello, siempre con la comunidad. No olvides que nuestra vocación difícilmente crece, madura y se equilibra sin el compromiso mutuo con aquellos con los que formamos comunidad de frailes predicadores».
Fray Esteban Nko Sipi
De nacionalidad ecuatoguineana-camerunesa, el segundo de tres hermanos y procedente de una familia católica. Nacido en Rebola (Guinea Ecuatorial) en 1995. Conoció a los frailes dominicos en Guinea Ecuatorial. Ha hecho una preparación de siete años en tres etapas de formación como fraile dominico: prenoviciado (Madrid), noviciado (Sevilla) y estudiantado (Yaundé, Camerún; Salamanca y Valencia). Ha obtenido el título de Bachiller en Filosofía por la Universidad Católica de África Central (UCAC), ahora está terminando el Bachiller en teología en la Facultad de Teología San Vicente de Ferrer de Valencia - UCV.
Fr. Esteban comparte la siguiente reflexión a propósito de su profesión solemne:
"Mirar es dejarse interpelar por la realidad"
En la vida hay muchas formas de mirar y hay miradas, miradas y más miradas. Miramos por curiosidad, por conocer, por ver, por contemplar y por apreciar porque hay miradas que conmueven y alegran el corazón, nos hacen bien. Mirar es algo profundamente humano, aún más para un dominico. Para un dominico la mirada no es sólo una mera contemplación sino conectar la realidad que trasciende los ojos con el corazón y la predicación. Desde mis primeros contactos con la Orden hasta hoy he cruzado mi mirada con muchas personas, mi mirada ha sido en muchas ocasiones mi fuente de conocimiento; con mi mirada he dialogado y he escuchado a otros; con mi mirada he aprendido a guardar silencio, pero no ser indiferente. Porque mirar es dejarse interpelar por la realidad.
En estos últimos años, a través de la oración y la interpelación de la mirada de los demás, he aprendido no sólo a dialogar con mi interioridad, sino también a saber expresarla con mesura por el bien de los demás. Hoy, mi vida sigue acrecentándose porque hay alguien (Dios) que me ha mirado y me sigue mirando y diciendo mi nombre, lo único que he hecho y sigo haciendo es responderle desde mis imperfecciones. Por eso estoy convencido de que con la profesión solemne quiero seguir mirándome como Dios me mira, me cuida y me sigue hablando.
Espero poder servir y mirar con compasión la realidad que me rodea, como apostilla una mística francesa: "cuando recibimos misericordia, ésta hace que nuestra vida sea combustible”. Toda nuestra vida está destinada a arder y dar calor. No quiero ser un obstáculo para dar libremente la misericordia que he recibido de Dios y de los hermanos: por eso pido siempre al Buen Dios que llene mi corazón de mucha bondad, justicia y capacidad de discernimiento para ser un buen fraile para la Orden y para mi contexto sociocultural.