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Fr. Gerard Timoner llama a la compasión y unidad en la predicación dominicana

El Maestro de la Orden preside la eucaristía en honor a la Virgen de Atocha

  El pasado 28 de septiembre, durante la novena a la Virgen de Atocha, se celebró una solemne eucaristía presidida por el maestro de la Orden de Predicadores. Fr. Gerard Timoner III estuvo acompañado por frailes, monjas, hermanas, laicos y jóvenes dominicos, así como por un buen número de fieles y por la Real Archicofradía de Nuestra Señora de Atocha.

  En su homilía, Fr. Gerard Timoner subrayó la importancia de la misión compartida de la Iglesia y la Orden Dominicana de predicar el Evangelio. Hizo hincapié en la necesidad de ser capaces de colaborar y trabajar con aquellos que son diferentes, superando nuestras propias limitaciones. Recordó que, incluso quienes consideramos enemigos, son amigos de Jesús y que la verdadera amistad solo se forja a través de un encuentro íntimo con Dios.

  El Maestro de la Orden destacó que la eucaristía es el centro de la vida cristiana, pero recordó que lo segundo más sagrado es el prójimo, enfatizando que todos somos templos del Espíritu Santo. Instó a los presentes a mostrar compasión hacia quienes sufren, recordando la dignidad de cada ser humano y su conexión con Cristo.

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Eucaristía presidida por el Maestro en la Basílica de Atocha | Foto: David Naval

  Finalmente, Timoner animó a la familia dominicana a continuar su misión de predicar el Evangelio como parte de la multiforme gracia de Dios, que transforma a la Iglesia en un sacramento de salvación. Concluyó reafirmando la creencia en un solo Dios, Padre y Hijo, y en el verdadero valor del ser humano como reflejo del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

  Al final de la ceremonia, el prior provincial de la Provincia de Hispania, Fr. Jesús Díaz Sariego, expresó su agradecimiento a los participantes, incluidos Fr. Juan Manuel, socio del Maestro para la Vida Fraterna y la Formación, y Fr. Pedro Juan, vicario de la provincia del Rosario. Mencionó que la Virgen de Atocha protege a todos y mantiene oculta la bondad y belleza de cada persona.

  La celebración concluyó con el canto de la Salve Dominicana, «como hacemos cada sábado, en esta casa de la Sra. de Atocha, desde hace 500 años», explicó el prior del convento de Atocha, Fr. Iván Calvo Alonso, y con un momento especial en la pila bautismal de Santo Domingo como recordatorio de la vocación predicadora.

Fotografías: David Naval.