La Familia Dominicana celebra en Caleruega su 50º encuentro
Reunida de nuevo en Caleruega para celebrar un significativo encuentro en el que ha primado la fraternidad con espacios para la oración y la reflexión sobre nuestra forma de predicar hoy.
Muchas caras conocidas llegan a Caleruega a primera hora de la tarde del viernes 15 de julio. Algunos se reencuentran, otros se conocerán por primera vez, pero todos son Familia Dominicana. Se nota la alegría. La tarde comienza en el "Pocito de Santo Domingo” con la oración que han preparado los prenovicios.
Luego, en el salón de actos, la hna. Marcela Zamora, secretaria de FD, da la bienvenida y resalta que la colaboración y disponibilidad de los distintos miembros de la FD se manifiesta en la actualidad cada vez con más fuerza. A continuación, el Provincial de la Provincia de Hispania de los frailes y presidente del Consejo Nacional de Familia Dominicana, fray Jesús Díaz Sariego OP, también da la bienvenida a todos.
Oración en el Pocito de Santo Domingo
Antes de seguir con el programa la hna. Marcela presentó a los animadores oficiales del Encuentro, doña Lara Anthony OP, fray Marcos García OP y sor Carmela Fernández OP, quienes aportaron un toque festivo y le dieron mucha vida.
A continuación, se hizo una presentación de la historia de estos 50 años de encuentros de Familia Dominicana en Caleruega; también se mostró quién es actualmente la Familia Dominicana en España, con un amplio informe de proyectos comunes, áreas de predicación y quiénes pertenecen a esta gran familia.
Con una temperatura, todavía, agradable, comienza el sábado, con el rezo de laudes y la celebración eucarística, preparada por los novicios junto con su maestro, fray Óscar Jesús Fernández OP. Una celebración marcada por el lema dominico “Laudare, benedicere, predicare".
Era 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, y no podían faltar las felicitaciones a las Cármenes presentes en este encuentro, que eran unas cuantas.
Tras los laudes y la misa, el necesario y rico desayuno para escuchar, a continuación, al Abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos, don Lorenzo Maté OSB, que habló sobre “La Familia Dominicana para la Iglesia y el mundo de hoy”. Una visión desde fuera de la Orden, que aportó nuevos elementos para la predicación.
Señaló que para la sociedad, las órdenes religiosas no están en primera línea, la Iglesia no ocupa el puesto relevante que tenía en Europa, y en España. “Hay interés en hacer ver que somos menos fiables”, dijo. Se valoran las acciones sociales de la Iglesia, pero no a la Iglesia en sí. En el coloquio también intervinieron algunos participantes para poner de manifiesto la importancia del papel de los laicos en la actual Iglesia.
Después de escuchar al Abad de Silos hubo reunión por grupos para hablar sobre “cómo ser predicadores en el mundo de hoy”. Cada grupo llevaba por nombre “En la mesa de…” con un valor dominicano: el diálogo, la contemplación, la fraternidad, la predicación, el estudio, la compasión y la misericordia. Seguido de la correspondiente puesta en común por cada mesa con variadas reflexiones.
A primera hora de la tarde, con un sol de justicia, similar al que Manuel Machado relatará en su poema “Castilla”, se realizó la peregrinación en autobús, a Burgo de Osma, Soria. La fraternidad laical del Vedat de Torrent (Valencia), como es tradicional, llevó horchata y fartons, que sirvieron para refrescar y coger fuerzas. Y tras la merienda, un paseo por la sombra hasta la catedral de la Asunción de Nuestra Señora, donde hubo visita guiada.
Se recordó que en este lugar, Santo Domingo de Guzmán trabó una amistad muy profunda con el obispo D. Diego de Acebes, que en 1201 sucedió a Martín en la sede episcopal de Osma.
Después del rezo de vísperas, organizado por las fraternidades laicales, vuelta a Caleruega para cenar y continuar el encuentro. En el jardín del convento, junto al torreón, se tuvo un momento alegre y divertido con teatro, baile y canciones.
El domingo comenzó con las laudes que prepararon las hermanas de vida activa y con Santo Domingo de Guzmán en el centro de la oración.
Después del desayuno la eucaristía se celebró en el monasterio de las monjas. El provincial, Jesús Díaz Sariego, hizo un magnífico resumen del fin de semana de estos “50 años de Familia Dominicana”. Y habló de la hospitalidad como medio para acercarnos a Dios: “La hospitalidad, la acogida, es amor al prójimo, es compartir la paz y la alegría de Jesús, es una luz brillante que nos hace jóvenes. La hospitalidad y la acogida nos rejuvenecen”.
Al acabar la misa, en representación de las hermanas contemplativas, sor Mercedes compartió con gran cariño la experiencia que tienen ellas como comunidad, de ser testigo de toda la FD que ha pasado por Caleruega en estos 50 años.
Decía ella: “Una Familia que nació en el Pocito, y que se convirtió en una casa abierta a todos. Volver a Caleruega es volver al seno materno, es volver donde todo empezó. Es la casa de la madre, de la abuela, la casa que reúne a toda la Familia, la que da consistencia… y así Domingo aprendió de su madre lo que es una familia”. Sor Mercedes, que habla con una gran sonrisa, insistió en que “somos una gran familia”.
El fin de semana terminaba con una actividad sorpresa: entre todos teníamos que montar un puzzle con el cartel conmemorativo de estos 50 años en el claustro del monasterio de las monjas. Otra vez todos juntos bajo un sol de justicia. La temperatura subía con esta ola de calor que sufre casi toda España.
Después del almuerzo, comenzaron las despedidas y las ganas de volver a un próximo encuentro. Un fin de semana intenso, rápido y con un corazón gozoso de haber celebrado como familia 50 años consecutivos de Encuentros de FD.