Fr. Cristo Acosta instituido lector y acólito en la Basílica de San Vicente Ferrer
La ceremonia tuvo lugar en Valencia y estuvo presidida por Fr. Jesús Díaz Sariego OP, prior provincial de la Provincia de Hispania
En la tarde del lunes 25 de noviembre ha tenido lugar en la Basílica de San Vicente Ferrer (Valencia) la institución de lector y acólito de Fr. Cristo Acosta, fraile estudiante del Real Convento de Predicadores. La celebración estuvo presidida por el prior provincial de Hispania, Fr. Jesús Díaz Sariego OP.
El lectorado y acolitado forman parte de los llamados «ministerios laicales», y están orientados al servicio de la liturgia de la Iglesia. Deben su nombre al hecho de que quien los recibe mantiene su estado laical -al no estar conferidos mediante el sacramento del orden-. Antes del Concilio Vaticano II recibían el nombre de «órdenes menores», y estaban reservados a los candidatos al orden sacerdotal. Tras la reforma litúrgica de Pablo VI recibieron su actual nombre (cf. Constitución Apostólica Ministeria Quaedam), abriéndose la posibilidad de que laicos pudieran recibir dichos ministerios de forma estable. Más recientemente, el papa Francisco amplió dicha posibilidad a las mujeres (en el motu proprio Spiritus Domini) y creó un tercer ministerio: el del catequista (motu proprio Antiquum Ministerium).
Tal como lo estipula el ritual de la institución de lectores y acólitos, nuestro hermano, puesto de rodillas, recibió del provincial el libro de la Sagrada Escritura y la patena con el pan de la Eucaristía. En estos gestos se le exhorta a transmitir la Palabra de Dios «para que sea cada día más viva y eficaz en el corazón de los hombres», así como a «vivir de tal forma que sea digno de servir la mesa del Señor y de la Iglesia». Predicación y servicio son dos aspectos fundamentales en la vivencia de nuestra consagración al Señor en la Orden de Predicadores, y se hacen especialmente patentes a través de la institución de estos ministerios.
Que el Señor conceda a Fr. Cristo perseverancia en el servicio a la Palabra y al Altar, y a todos nos aliente a seguir acrecentando el deseo de predicar y servir al pueblo de Dios.
Fr. Ángel García Martínez, O.P.