Fray Marcos se despide de MasterChef con el pin de la inmunidad y entre lágrimas
Entrevista al fraile dominico tras su paso por el programa de televisión
El dominico venezolano fray Marcos se convirtió anoche en el decimoséptimo expulsado de MasterChef 11, tras una prueba de eliminación en la que tuvo que elaborar una tarta nupcial. Lo más sorprendente es que el fraile tenía el pin de la inmunidad, que le permitía salvarse de la prueba, pero decidió no usarlo por solidaridad con sus compañeros.
La expulsión de fray Marcos fue muy emotiva, ya que el fraile se despidió entre lágrimas y abrazos de sus compañeros y del jurado. Samantha Vallejo-Nágera no pudo contener el llanto al decirle adiós y le agradeció su participación en el programa. Fray Marcos dijo que MasterChef había sido una experiencia de primera evangelización y que había aprendido mucho sobre cocina y sobre sí mismo.
Fray Marcos ha hecho historia en MasterChef al ser el primer religioso y el primer concursante en ser expulsado con el pin de la inmunidad. Su paso por el programa ha dejado momentos inolvidables, como cuando cocinó un plato inspirado en su vocación dominicana.
Entrevista
¿Qué ha supuesto tu marcha de MasterChef?
Salir de Masterchef fue encontrarme con sentimientos encontrados, valga la redundancia.
Cuando salí tenía la posibilidad de seguir, porque tenía el pin de la inmunidad. Me recomendaban que lo entregara, pero ya estaban ocurriendo cosas dentro de mí, muy personales, muy íntimas... Y la convivencia también fue desgastándome, desanimándome.
La cocina es dar de uno y si tienes el ánimo bajo, es imposible hacer un buen plato. Supuso renunciar a un proyecto que yo quería, pero por encima de ese proyecto personal también está mi comunidad, la Orden, la Iglesia y mi ministerio sacerdotal.
¿Qué ha sido lo más difícil durante las grabaciones?
Lo más difícil es tener que soportar a veces dolores físicos. Tengo un diagnóstico de tres hernias lumbares. Se me duermen mucho los brazos, creo que en lo físico lo más difícil ha sido entregarme por completo, sobre todo en los exteriores donde nos llevaban a cocinar, tener que levantar peso, agacharme... por dar lo mejor de mí.
También ha sido difícil no comunicarme con mi madre todos los días, cosa que hago normalmente. Comunicarme con ella cada ocho días, cada diez días... no comunicarme con mis amigos... Había mucha gente en Venezuela, en Colombia y aquí mismo preocupada, porque no sabían de mí.
Y tener que soportar, a veces, conductas que no vienen dentro del programa, porque hay gente que a lo mejor cree que está en un reality show distinto a MasterChef y yo concibo a MasterChef como está ideado: para cocinar, para divertirnos. Esa ha sido una de las cosas más difíciles.
¿Qué crees que tu testimonio ha podido aportar a los demás concursantes?
A veces uno cree que va a aportar mucho como religioso y como sacerdote. Puede que sí, y estoy seguro de que cuando te dejas usar por el Señor, Él es el que hace la obra, porque al final somos obreros de su mies. Él es el dueño, pero es más lo que te aporta.
Por ejemplo, me hice amigo de un personaje allí, el dandy, el mujeriego, de 59 años, guapo, de buena presencia. Nos tocó compartir habitación y él decía, tan cómico "he estado con tantas mujeres y no podía imaginar que iba a dormir con un cura". Le dije aclara eso: "compartes la habitación con un sacerdote". Pero le enseñé aquello de San Agustín de tarde te conocí, tarde te amé, porque es un hombre que a esa edad está en esa búsqueda de Dios. Me pidió que le regala un rosario.
Varios de ellos que han hecho algunas cosas que no están muy bien moralmente, fueron los primeros que se me acercaron, me acogieron y, por ejemplo, el Miércoles de Ceniza me pidieron que les pusiera la ceniza, que les llevara la comunión... me dejaron con la boca abierta.
Por ejemplo un DJ de discotecas de ambientes gay, con dos pendientes, un piercing, todo tatuado... tú lo ves y dices: este tío debe ser un desastre. Resulta que era el más ordenado, limpio, silencioso, apartado y me dijo: "padre, es que a mí también me gusta buscar a Dios en el silencio, porque yo después de pinchar en una discoteca, llego a mi casa y quiero silencio, y en el silencio encuentro a Dios".
Yo no soy quién para juzgar sus vidas. Yo no soy el dueño del pasado de nadie, a mí me hubiera encantado conocer un hombre casado con una sola mujer y que no tuviera cuatro hijos de tres mujeres diferentes, pero yo tampoco puedo señalar.
El Señor en el Evangelio le dice a la adúltera, ¿te han culpado, te han condenado? No, ya se fueron, mira tu pasado ya no está. Bueno, así nos dice a cada uno de nosotros, me preguntaron que cómo yo, siendo sacerdote, voy a ser amigo de un DJ de discotecas de ambientes. Dije: porque debajo de unos pendientes y de un piercing y de unos tatuajes y debajo de un hábito hay dos seres humanos y hay dos hijos de Dios, que se supieron entender. Y era con de las pocas personas con las que yo podía tener una charla de contenido.
¿Qué te llevas de esta experiencia?
Me llevo amigos, gente muy maja, me llevo todo el aprendizaje que me pudo dar, por ejemplo, cada sorpresa que tenía preparada para nosotros el equipo de producción. Me llevo el grato aroma del curro, como dicen aquí; la gente que le gusta currar, que se deja el pellejo trabajando allí y me llevo la sensación de ser querido. Me llevo que voy a hacer cuatro matrimonios entre los camarógrafos y el presentador; me llevo que voy a confirmar a tres, a los que les estoy dando clases online; que se van a bautizar dos camarógrafos, y me llevo la hermosa imagen de Pepe y Samantha llorando cuando me despedí, que me hicieron llorar.
Se me hace un nudo en la garganta todavía, al recordar sus rostros tan llenos de lágrimas. Voltear y ver a mis compañeros en la galería llorando y, sobre todo, cuando volteé y vi a camarógrafos y gente de vestuario llorando.
¿Después de tanto fogón vas a tomarte un tiempo alejado de la cocina?
No, no. Después de este tiempo alejado un poquito de las redes sigo cocinando a todos los que quieran invitarme, a las monjas de clausura, a las dominicas, a toda la Familia Dominicana y a toda la familia de la Iglesia que me quiera invitar a cocinar.
La cocina me da la vida, como el canto, por ejemplo. La música es otra de mis pasiones. Y ahora viene un proyecto que se llamará PrediCocinando. Estoy armándolo para que sea cada ocho días, con comentario del Evangelio, con invitados muy especiales. Ya he contactado con personajes reconocidos, que a lo mejor no son los más practicantes, pero que tienen un gran sentido del temor de Dios, ese don maravilloso, del Espíritu Santo. Y vienen otras sorpresas desde la cocina, desde los fogones, para calentar el alma.
¿Crees que tras esta experiencia algún joven se animará a ser dominico?
Cuando a mí me preguntaba mucha gente ¿qué hubiera hecho si se hubiese ganado el premio mayor?, ¿con quién lo hubiera compartido? Es verdad que uno también tiene su inclinación a ayudar y vivimos en un mundo material en el que el dinero juega un papel importante para poder ayudar.
Pero uno de los platos que vieron que yo dediqué fue a la Orden y sobre todo a los jóvenes que sientan el llamado a seguir al Señor. Siempre dije soy fraile dominico de la Provincia misionera del Santo Rosario, que es una provincia que a lo largo de estos más de 500 le ha dado tanto a la Iglesia y que necesita vocaciones.
Entonces yo dije: en tu nombre Señor echamos las redes y bauticé un plato: Aquí estoy Señor, otro Rema mar adentro. Espero que haya un joven por ahí que diga oye, me llama la atención. No tanto ese fraile, sino el Evangelio y la manera de comunicarlo.
Si ustedes nos están viendo y están escuchando: no es fray Marcos el que los está llamando, es el Señor a través de Santo Domingo de Guzmán, que les está diciendo que ustedes también pueden vestir este hábito blanco y negro, y pueden ser predicadores. Así que anímense, porque a una llamada fuerte tiene que haber una respuesta fuerte.
¿Cocineros a los que admiras?
Admiro mucho y me llevo una grata relación con Pepe, Samantha y Jordi.
Debo decir que a mi Jordi querido lo crucificaron cuando salió hace meses el primer tráilier, cuando yo decía que era sacerote. porque la edición lo ponía él riéndose y recibió muchas críticas, pero también debo decir que Jordi fue y es un ser humano supereducado, muy en su puesto, muy exigente y su papel allí es ese. A Pepe lo quiero mucho, a mi Pepe me da una paz y una tranquilidad... Samantha es la flor bonita en medio de estos dos; también una mujer muy creyente y tiene una familia muy linda.
Pero yo admiro más a los cocineros anónimos, por ejemplo a las madres de familia en Venezuela que a veces tienen un tomate y que fueron esas pruebas que ustedes vieron allí en MasterChef que nos podían acocinar con tres ingredientes nada más o comida de aprovechamiento.
España es uno de los países en los que lamentablemente más se tira comida, toneladas de comida y eso a mí me hierve el alma, me da mucha pena, porque aquí mismo en España hay gente necesitada que no ha comido.
Admiro a esas madres de familia y a mis dominicas de Santa Rosa de Lima, que con una pechuga pueden comer 22 personas, la pulverizan y es el sabor que le dan a los vegetales y al arroz. A esos cocineros es que yo admiro, a los que son capaces de hacer magia con las manos y con el pensamiento y sobre todo con el deseo del corazón de que se vayan bien alimentados.