dominicosFray Martín Gelabert y fray Francisco Rodríguez designados para el Consejo Diocesano para la Vida Consagrada
Este consejo diocesano de Valencia es una iniciativa pionera que pretende coordinar las actividades apostólicas
Fray Martín Gelabert, vicario episcopal para la Vida Consagrada, y fray Francisco Rodríguez, maestro de estudiantes de la provincia de Hispania, miembros del recién constituído Consejo Diocesano para la Vida Consagrada del arzobispado de Valencia.
El pasado miércoles 11 de octubre de 2017 el cardenal arzobispo de Valencia, don Antonio Cañizares, ha constituido un Consejo Diocesano para la Vida Consagrada tras la reunión que mantuvo ayer tarde con sus responsables en el Palacio Arzobispal.
En el encuentro, el Arzobispo expuso los objetivos del nuevo consejo “una iniciativa pionera que pretende coordinar las actividades apostólicas de la vida consagrada e institutos seculares con la acción evangelizadora de la diócesis”, según el vicario episcopal para la Vida Consagrada, Martín Gelabert.
Igualmente, el Consejo para la Vida Consagrada tiene como objetivo que el Arzobispo “conozca las inquietudes de la vida consagrada en línea con sus preocupaciones pastorales”.
El Consejo ha quedado constituido por diez representantes de la Vida Consagrada junto al vicario general y el secretario-canciller del Arzobispado de Valencia y el vicario episcopal Martín Gelabert. El maestro de estudiantes de la provincia Hispania, fray Francisco Rodríguez, es uno de dichos diez miembros en su calidad de formador.
En el encuentro de ayer participaron, además del vicario episcopal, la presidenta de la Confederación Española de Religiosos de la Comunidad Valenciana, CONFER-Coval, la Madre María Ángeles Vilar, y la presidenta de la Conferencia Española de Institutos Seculares de Valencia, Pilar Ballestín Moreno, que informaron sobre las actividades y proyectos para los próximos meses.
También, los miembros de lo Consejo abordaron la organización de la próxima jornada de la vida consagrada que se celebrará en febrero.
Fuente: Archidiócesis de Valencia