«Intercentros tiene mucho camino por recorrer y mucho que crecer»
«Nunca me lo planteé hasta que entré en contacto con los jóvenes. Ellos me convencieron. Y creo que trabajar con ellos es el secreto para mantenerse joven», afirma Rodrigo Hidalgo, dominico y padre del festival Intercentros.
Reconoce que, como religioso, nunca tuvo una clara vocación docente. Y, sin embargo, ha terminado rodeándose de miles de estudiantes, no solo del colegio de los Dominicos, sino de todos los centros educativos de la ciudad. «Nunca me lo planteé hasta que entré en contacto con los jóvenes. Ellos me convencieron. Y creo que trabajar con ellos es el secreto para mantenerse joven», afirma Rodrigo Hidalgo, dominico y padre del festival Intercentros que, otro año más, se celebrará en el Coliseo el próximo viernes, día 13, a beneficio de la oenegé Tierra de Hombres.
- Llevan ya trece ediciones.
El primer festival fue en el 2002. Al menos ahí lanzamos la idea. Era el año de Operación Triunfo y pensamos en hacer algo parecido. Pero me temo que la propuesta llegó tarde. Todo el mundo nos dijo que les parecía una gran iniciativa pero que no daba tiempo a preparar nada. Así que lo hicimos solitos, aquí en el patio del colegio. Salió bien, pero no tuvo repercusión hacia afuera. Al año siguiente hicimos antes los contactos y se apuntaron cuatro colegios: Compañía de María, Grande Obra de Atocha, Esclavas y Obradoiro. Nos cedió el Ayuntamiento el Teatro Rosalía de Castro y teníamos pánico por si no acudía gente. Pero llenamos. De hecho, se agotaron las entradas días antes del festival.
-Empezaron solos, después se sumaron cuatro centros más... ¿Cuántos colegios participan en esta edición?
Ahora somos 25 centros participantes y el año pasado metimos a 3.000 personas. Eso quiere decir que la actividad ha ido cogiendo cuerpo, ¿no? Y, sinceramente, creo que aún tiene mucho camino por recorrer y mucho que crecer.
-Ya ha crecido lo suyo...
Llegó un momento en que se nos quedó pequeño el Rosalía. En el 2005 ya nos cedieron el Coliseo. Recuerdo el día en que me llamó el entonces concejal Carlos González Garcés para decirme que me tenía una sorpresa. Cuando me propone trasladar el festival a un recinto como el Coliseo me quedé maravillado, porque me sonaba a Alejandro Sanz, a Maná... Y volvieron a surgir los temores por si no llenábamos. Mover mil personas en el Rosalía es llenarlo dos veces, pero en el Coliseo es un fracaso. Eso nos hizo espabilar e hicimos algunos cambios, como quitar la categoría de solista, que generaba problemas de competitividad no solo entre los niños, sino entre los padres, y potenciar los grupos y, sobre todo, las coreografías.
-¿Por qué las coreografías?
Es cuestión de números. Echa cuentas: en una coreografía pueden participar 40 o 50 alumnos. Multiplica ese número por los miembros de sus familias que los vienen a ver. En total serán 900 jóvenes participando, y todo hay que cuadrarlo en tres horas.
-¿Y eso cómo lo consiguen?
Hemos jubilado el cartón pluma y la figura del presentador. Ya no hay pérdidas de tiempo cambiando escenografía, ahora hay una pantalla trasera de ocho metros y dos pantallas laterales en las que se proyectan los decorados. Las actuaciones se encadenan unas con otras. Además, hemos limitado las coreografías a tres minutos y medio. Todo eso hace que sea un espectáculo muy dinámico, no hay ocasión de aburrirse. El festival es como una medicina: si te pasas, te estropea; y si te quedas corto, no hace efecto.
-Este año no participan solo colegios.
Hemos abierto la participación, fuera de concurso, a asociaciones y colectivos que trabajan con gente con discapacidad, centros cívicos... Todo el mundo es bienvenido.
-¿Siempre tuvo Intercentros ese carácter solidario?
Ya el primer año que estuvimos en el Rosalía fue a beneficio de Acoes. Y desde entonces hemos colaborado con Agarimo, Cáritas, Cocina Económica, Down Coruña... La verdad es que la lista es enorme.
-¿Cómo escogen los proyectos con los que colaboran?
Hasta hace poco llegaban porque nos mandaban una carta, o por un padre de un alumno que colaboraba con alguna organización y nos pedía ayuda... Pero este año ya sacamos un concurso oficial. Se presentó Tierra de Hombres y nos gustó, porque en los últimos años habíamos colaborado con proyectos muy de aquí, de la ciudad, y este nos abría a la universalidad de la solidaridad, de la que es claro ejemplo. Nos acerca a niños de África que si no se operan aquí tienen un futuro muy incierto. Aunque también tiene el plano local, con las familias de acogida y, por supuesto, con el equipo médico que realiza las operaciones en el Chuac. Es una iniciativa que lo tiene todo.
-¿A qué cree que se debe el éxito de Intercentros?
Siempre tuvimos claro que no se trataba de un concurso, que no había viajes a Eurodisney de premio, ni nada parecido. No queremos fomentar la competitividad. Es una actividad de ocio dirigida a los jóvenes, para convertirles en personas mientras se expresan artísticamente, pero también para ayudar a sacar adelante proyectos solidarios.
Fuente de la notica: La Voz de Galicia