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Conferencias cuaresmales impartidas por fr. Vicente Botella en la Parroquia de Ntra. Sra. de Atocha de Madrid

31 de marzo de 2017

Bajo el título ‘Jesús y el conflicto’

  El decano de la Facultad de San Vicente Ferrer de Valencia, fr. Vicente Botella, fue el encargado de impartir las tradicionales charlas cuaresmales de Atocha que llevan más de 20 años celebrándose. Más de cien personas acudieron cada día a las cuatro conferencias que tuvieron lugar en el salón de actos del colegio Virgen de Atocha de Madrid.

  El título de las conferencias de este año era “Jesús y el conflicto” que Fr. Vicente fue desgranando a lo largo de la semana.

  Los dos primeros días explicó cómo la vida y palabras de Jesús van a provocar, necesariamente, un conflicto con los distintos poderes de su tiempo, especialmente con el poder religioso. Eso hace que su propuesta sea considerada peligrosa, porque de su visión se deriva un mundo y un ser humano que las autoridades religiosas no aceptan: “Es tachado de blasfemo y como tal es peligroso. Por eso eligen la cruz para quitar del medio a quien resulta molesto”.  Fr. Vicente expuso la lógica de la cruz según el mundo: un grupo de seres humano matan a otro para poder mantener la vida, su forma de vida. Determinados grupos religiosos de la época de Jesús lo quieren sacrificar para poder mantener así su estatus y nivel de vida. En cambio la lógica de la cruz en Jesús es completamente distinta: Él quiere que el otro viva, que nosotros vivamos, por eso se entrega, por eso se desvive por el otro, por nosotros.

  En la Crucifixión se encuentran las dos lógicas y Cristo la acogerá como parte de su proyecto: “Por eso vacía la cruz de su significado mortífero, cruel que tiene para el mundo, para transformarla en signo de filiación, fraternidad, de amor, de entrega aniquilando por completo la ignominia de la cruz”.

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   El tercer día fr. Vicente afrontó el conflicto en la Iglesia naciente, tras la muerte de Jesús. Distinguió entre dos conflictos: el externo y el interno, centrándose especialmente en este segundo. En el interior el conflicto estalla entre judaizantes y los provenientes del mundo gentil. El miedo a los diferentes provoca conflicto porque uno se defiende frente a lo desconocido. Será Pablo quien abra el cristianismo al mundo, no solo los judíos. El mismo evangelio de San Mateo (18, 15-20) ofrece un proceso que se debe utilizar para resolver los conflictos: primero ir a hablar en privado con la persona con la que has tenido un problema; si no te hace caso, ir con un testigo; si eso no sirve, se plantea el tema en comunidad y si nada de eso funciona se plantea la expulsión.

  El último día se centró en los conflictos que los cristianos podemos tener hoy en que “afirmar que Jesús es el Señor provoca conflicto con la sociedad, con las autoridades, con nuestra familia”.

  Ante el conflicto hoy, planteó distintas formas de afrontarlo:

  1. Mantener las propias convicciones pero purificándolas para que sean lo más sinceras posibles.
  2. Mantener una actitud profética, denunciar lo contrario al proyecto de Dios.
  3. Proponer, explicar, persuadir pero nunca imponer la fe.
  4. Buscar puntos de encuentro a pesar de las diferencias y del conflicto.
  5. Conflicto en zonas de violencia, actitud apologeta, justificando lo razonable de la fe cristiana frente a aquellos que pensaban que esa fe era irracional y había que eliminarla. También es diálogo, a nivel intelectual, para justificar nuestra fe.
  6. Apostar por el Diálogo Interreligioso, ahora que las otras creencias religiosas están entre nosotros y afectan a la realidad de nuestra vida.
  7. Vivir los conflictos familiares con tranquilidad, respetando que en una familia tradicionalmente cristiana haya miembros que no sean creyentes. Tampoco sentir culpabilidad, porque se trata de una decisión que tiene que ver con Dios y cada persona.
  8. En los conflictos intraeclesiales, la solución no es la uniformidad, sino la comunión que es la unidad en la diversidad. “La Iglesia es una casa común donde hay sitio para todos, donde entran todas las personas que creen en el proyecto de Cristo”.

La cuaresma es tiempo ideal porque nos invita a que cada persona y la iglesia se convierta

  Por último, frente a nuestro propios conflictos personales, la cuaresma es tiempo ideal porque nos invita a que cada persona y la iglesia se convierta, se purifique, a dar razones de porqué soy cristiano y miembro de comunidad eclesial: “Volver a Dios, volver a Jesús, volver a su proyecto de Reino, a su proyecto de ser humano y proyecto de mundo que nos ayuda a vivir y afrontar los conflictos”.