Un laico dominico da nombre a un prestigioso centro de enseñanza en Almería
Manuel Cáliz Cáliz dirigió el IES Alborán durante 35 años
Manuel Cáliz, laico dominico y director del IES Alborán de Almería, desde 1979 hasta el día de su fallecimiento en septiembre de 2014, da nombre a un centro educativo. Presidente de la fraternidad laical dominicana de Almería al tiempo de su repentino fallecimiento, recibió un sentido homenaje el 23 de noviembre.
A las 14 horas, con la asistencia de la consejera de cultura de la Junta de Andalucía y otras autoridades académicas, ante un numeroso grupo de compañeros, amigos, familiares y como no podía ser menos, la presencia de los frailes, su viuda, María del Carmen Martínez Sola, laica dominica y miembro del Aula de Historia “Santo Domingo el Real”, se ha descubierto la placa que da nombre al centro de estudios: IES Alborán - Manuel Cáliz
Posteriormente, en el salón de actos, ha tenido lugar un acto de homenaje en el que sus compañeros han resaltado sus valores humanos, profesionales y la profunda huella que ha dejado en este centro, donde novecientos alumnos, continuadores de numerosas generaciones que por él han pasado, sienten su presencia cercana y la imborrable huella como creativo formador y cercano compañero en la tarea de llevar a la excelencia educativa a toda la comunidad del centro.
Dialogante y conciliador
En el año 2005 fue condecorado con la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. De él dice Trino Gómez Ruiz, ex director de la UNED-Almería: “ Aspecto primordial para apreciar su ingente labor en el instituto lo constituyen los rasgos de su personalidad carismática. Fue un hombre apacible y jovial, dialogante y conciliador, amante de la paz social tanto en el claustro de profesores como en el conjunto de la comunidad educativa, partidario de amplios consensos. Disponía de un altísimo poder de liderazgo, y una capacidad innata para propiciar un clima idóneo de convivencia, basado en el respeto y el diálogo, que se reflejaba en el entorno de la comunidad educativa del Centro tanto en el plano de las relaciones laborales como en el de las personales”.
Supo elegir el momento oportuno y las condiciones adecuadas para coordinar proyectos de innovación. Promovió la impartición de una enseñanza de calidad, instituyendo la excelencia educativa como objetivo irrenunciable elevando al «Alborán» como instituto de referencia obligada en la ciudad”.
Fray Antonio Bueno Espinar O. P.
Manuel Cáliz Cáliz
FORMACIÓN ACADÉMICA
Realizó los estudios primarios en su pueblo natal. A la edad de diez años se trasladó a Granada, donde cursó los estudios de bachillerato y preuniversitarios como alumno interno en el Colegio de los Escolapios. Por aquellos años empezaron a forjarse en el joven Manuel algunas de las grandes pasiones que marcarían sus compromisos posteriores. La afición, por ejemplo, por el deporte: practicó con acierto el fútbol y el atletismo, sobre todo el salto de longitud (saliendo victorioso en campeonatos universitarios, con una marca que rozaba los 6 metros). El idioma francés fue erigiéndose en otro de los afectos profundos que afloraron ya en su adolescencia y permanecerían a lo largo de toda su vida.
Sin embargo, a pesar de la sugestión que ejercía el idioma hermano sobre él, al acceder a la universidad se decantó por los estudios históricos.
Participó como colegial fundador en la creación del Colegio Mayor Santa Cruz la Real de Granada, perteneciente a los padres dominicos. De esta época procede un sólido grupo de amistades, conformado por colegiales y compañeros universitarios, que ha mantenido una estrecha relación a lo largo de los años.
Cursó sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras, en la antigua sede de la calle Puentezuelas. Obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras (especialidad: Historia del Arte) por la Universidad de Granada en 1970.
LABOR DOCENTE
De inmediato, inició su labor docente ese mismo año de 1970, pasando en unas semanas del pupitre a la pizarra, como profesor contratado en el Instituto Nacional de Enseñanza Media «Alhadra», en el cual permaneció hasta 1974. En este año obtuvo en las oposiciones correspondientes la cátedra de Geografía e Historia de Enseñanzas Medias, siendo destinado a Estepona (Málaga) hasta 1977, donde desempeñó el cargo de Secretario entre 1975 y 1977; año en que se trasladó al Instituto de Adra, en el cual permaneció dos cursos, 1977-1979, ejerciendo la función de Secretario el último de ellos.
En 1979, recién destinado en el Instituto de Bachillerato «Al-Ándalus», y nombrado Vicedirector, se le encargó por la Delegación Provincial de Educación –con José Ramos Santander al frente, uno de sus grandes valedores-para comandar la creación del nuevo Instituto de Bachillerato Mixto nº 5 de Almería capital, que una década después recibiría el nombre de «Alborán».
Desde ese primer momento de junio de 1979 estuvo al frente del instituto hasta el mismo día de su fallecimiento en septiembre de 2014. No extraña que en la ciudad, y hasta en la misma Delegación de Educación, al «Alborán» se le conozca también como «el instituto de Manolo Cáliz» o, simplificando, «el instituto del Cáliz».
Manuel Cáliz dejó, en definitiva, un saldo de 44 cursos académicos de entrega a la enseñanza, 38 de ellos formando parte de equipos directivos (3 como Secretario y 35 ininterrumpidos como Director), a los que hay que sumar 12 como Jefe de Departamento (dado que en ocasiones, por necesidades organizativas, simultaneó dos cargos). Encabezó de forma consecutiva, por tanto, una docena de equipos directivos. Una vieja leyenda que corre por el instituto cuenta que al nacer, la partera, en vez de decir: «Señora, ha tenido usted un niño», le dijo a su madre: «Señora, ha tenido usted un director».
En la faceta docente, siempre mostró especial predilección por la asignatura de Historia del Arte, cuya materia impartía en clase y fuera de clase: en COU y, luego, en 2º de Bachillerato; y siempre que se presentaba en los innumerables viajes de estudios –una treintena- que capitaneó por Italia, otra de sus debilidades, o a Granada, Córdoba, Sevilla, Madrid…
Hasta el mismo día de su fallecimiento, ocurrido en día laborable, acudió a su trabajo, circunstancia cargada de valor simbólico como expresión de su dedicación plena al centro, que fue su gran obra.
SERVICIOS ADMINISTRATIVOS COMPLEMENTARIOS
Trenzada con esta ingente labor gestora y docente en el instituto, Manuel Cáliz fue cumpliendo con plena solvencia, como persona de confianza, otros servicios administrativos encargados por la Delegación de Educación y, en ocasiones, por la Universidad, cuya simple enumeración resultaría no sólo prolija e innecesaria sino, incluso, tediosa y fuera de lugar.
No obstante, aunque sólo sea a título de ejemplo, cabe citar algunos de estos servicios administrativos complementarios realizados a través de las múltiples comisiones correspondientes de las que formó parte y en las que desarrolló funciones de:
• Presidente de Tribunales de Oposiciones al cuerpo de Profesores de Instituto.
• Presidente de Comisiones Evaluadoras de Profesores en fase de prácticas.
• Vocal de Comisiones de Acreditación para el Ejercicio de la Dirección de Centros.
• Presidente de Tribunales de Examen para la ESA.
• Ponente de la Comisión Universitaria de Historia del Arte para las Pruebas de Acceso a la Universidad.
• Vocal de Comisiones Evaluadoras de profesores en fase de prácticas.
• Miembro de Comisiones de Baremación de méritos en Pruebas de Ingreso a Cuerpos de Secundaria.
• Colaborador en cuestiones técnicas de BUP con la Delegación.
• Miembro del Consejo Asesor de Bachillerato de la Delegación.
• Y, así, una lista que se haría interminable de intentar abarcar.
APORTACIONES CIENTÍFICAS Y DIDÁCTICAS
En cuanto a sus aportaciones científicas y didácticas al margen de la enseñanza oficial, cabe destacar –sintetizando mucho- su participación como:
• Coordinador de Arte y Cultura Popular en varias “Jornadas de Cultura Andaluza”.
• Coordinador del Seminario Permanente “Historia de las Civilizaciones. Andarax 86”.
• Miembro del Seminario Permanente sobre Integración de Alumnos con Discapacidad Auditiva en Secundaria.
• Miembro de la Asociación de Profesores de Geografía e Historia “Hespérides”.
• Autor de la ponencia “modelos arquitectónicos del Renacimiento en Andalucía: el castillo-palacio de La Calahorra y la catedral de Granada” (“IIª Jornadas de Cultura Andaluza”, 1987).
• Autor de la ponencia “Andalucía y el andalucismo histórico” (“Curso de Cultura Andaluza para opositores del Cuerpo de Maestros”, 1992).
• Coautor del libro de texto Historia General de las Civilizaciones y del Arte (Proyecto Sur, 1989).
CONDECORACIONES
Tan brillante trayectoria se vio reconocida oficialmente con la concesión el 5 de diciembre de 2005 de la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, por Orden de la entonces ministra de Educación y Ciencia María Jesús San Segundo, Cruz que sería impuesta el 28 de diciembre de 2006 en el Salón Goya del Ministerio por la ministra Mercedes Cabrera Calvo-Sotelo.
Se trata de una Orden Civil del Estado Español para reconocer y “premiar los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación”. El ingreso en esta Orden requiere unas condiciones muy restrictivas por parte de los aspirantes. En este sentido, cabe destacar la unanimidad con la que tanto el claustro de profesores como el consejo escolar del Instituto suscribieron la solicitud de concesión de la Cruz para Manuel Cáliz, así como la plena predisposición y el respaldo absoluto que obtuvo desde la Delegación Provincial de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, con Francisco Maldonado como Delegado.
PERSONALIDAD Y TRASCENDENCIA
Pero el retrato de Manuel Cáliz, el gran director, queda incompleto –además de resultar injusto, amén de mostrarlo desnaturalizado- de atenerse sólo a la frialdad de los números que engrosan su currículum profesional.
Aspecto primordial para apreciar su ingente labor en el instituto lo constituyen los rasgos de su personalidad carismática.
Fue un hombre apacible y jovial, dialogante y conciliador, amante de la paz social tanto en el claustro de profesores como en el conjunto de la comunidad educativa (prestando una atención especial a mantener plena sintonía con la AMPA), partidario de amplios consensos.
Entendía el gobierno como servicio a los demás, dispuesto siempre a sacrificarse él antes que perjudicar a otro, mostrando siempre el mejor talante para acometer las constantes variaciones y reformas del sistema educativo de las cuatro últimas décadas.
Se entregó con entusiasmo y disponibilidad absoluta a las arduas -y con frecuencia ingratas- tareas de gestión y dirección de un centro escolar.
Disponía de un altísimo poder de liderazgo, que le permitió ir renovando en los momentos precisos los diversos equipos directivos que presidió, buscando la idoneidad y conformidad de sus miembros.
Poseía una capacidad innata para propiciar un clima idóneo de convivencia, basado en el respeto y el diálogo, que se reflejaba en el entorno de la comunidad educativa del Centro tanto en el plano de las relaciones laborales como en el de las personales.
Practicó con mesura el ejercicio cabal de la función directiva, manifestando un franco y abierto respeto por las distintas metodologías y estilos relacionados con la práctica docente.
Personificaba la figura del consejero altruista, favoreciendo en todo momento la empatía con el interlocutor; al igual que la del asesor profesional para los compañeros.
Supo elegir el momento oportuno y las condiciones adecuadas para coordinar proyectos de innovación pedagógica (como la petición de impartir la modalidad del Bachillerato de Artes Plásticas, la creación de la Sección Bilingüe hispano-francesa, la introducción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la implantación de la modalidad del Bachillerato de Artes Escénicas y el Bachibach), hasta convertir al «Alborán» en el único instituto de la provincia de Almería que posee una oferta educativa con todas las modalidades de bachillerato vigentes a día de hoy.
Promovió la impartición de una enseñanza de calidad, instituyendo la excelencia educativa como objetivo irrenunciable (en una época en que el concepto no estaba aún creado), elevando al «Alborán» como instituto insignia y con mayor número de solicitudes de ingreso de la ciudad.
Ostentó una capacidad extraordinaria de adaptación a las variaciones de los tiempos en una etapa de la historia de España caracterizada por los enormes y a veces rotundos cambios vividos, tanto en cuestiones políticas y sociales como en concepciones del proceso de enseñanza-aprendizaje, el establecimiento de variados -a veces, contrapuestos- sistemas y planes de educación, normativa escolar vigente, etc.