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Música para celebrar 800 años

16 de febrero de 2016

El pasado sábado 13 de febrero tuvo lugar un concierto de órgano y violín, dentro de las celebraciones del 8º centenario de la Orden de Predicadores, en la iglesia del Santo Cristo del Olivar en Madrid.

Los dominicos Sixto J. Castro, organista, y Jaime Calderón, violonista, interpretaron las siguientes obras: Alleluja Laudem dicite Deo nostro, de Heinrich Scheidemann; Bist du bei mir. BWV 508 de J. S. Bach; Andante del Sig. Buranello de Baldassare Galupi; How beautiful are the feet (de El Mesías) de G. F. Haendel; Folías de Arcangelo Corelli; Arioso, de la cantanta BWV 156 de J. S. Bach; Elevazione, de un anónimo Pistoiese, Adagio del Concierto en re menor, de Benedetto Marcello; y La anunciación, de las Sonatas del Rosario de Heinrich Ignaz Franz von Biber.

“El arte y la música siempre han tenido un papel importante en la tradición de la Orden de Predicadores –según las palabras de presentación de fr. Jesús Espeja-, y en esa tradición espiritual y viva se inscriben estos dominicos, Sixto y Jaime, jóvenes y destacados músicos que ofrecen este concierto de órgano y violín. Dos instrumentos cuyos sonidos en conjunción armónica no definen sino que más bien evocan lo sublime donde todas las voces del mundo y de la humanidad encuentra el canto firme. La poesía, el arte y la música ¿no son la forma de hablar de Dios cuya realidad queda más allá de todo concepto humano?”.

Restauración de un órgano único en España

Con este concierto, además, se estrenaba el órgano recién restaurado, único en España. La restauración corría a cargo de la Comunidad de Madrid, dentro del marco del Convenio de Colaboración con la Provincia Eclesiástica de Madrid. La actuación ha tenido un importe total de 42.350 euros, de los cuales el ejecutivo regional ha aportado 30.000 euros.

“El órgano del Santo Cristo del Olivar es un instrumento único en España, y el hecho de que vuelva a sonar en concierto es la mejor y mayor garantía para la conservación preventiva del mismo”, en palabras de la directora general de Patrimonio Cultural, Paloma Sobrini.

El órgano, situado en la tribuna de la Iglesia, data de la primera década del siglo XX y debe sus reducidas dimensiones tanto a los importantes avances tecnológicos del momento como al afán experimental de la época. Se trata de un instrumento con tubos polífonos, característica que le convierte en un ejemplo singular y único en el país. Este órgano compacto fue ideado para labores de acompañamiento o para sonar como solista. A pesar de sus reducidas dimensiones, su peso excede de 400kg debido fundamentalmente a los materiales empleados en su estructura y mecánica: hierro fundido y madera de roble.

El proceso de restauración se ha llevado a cabo a partir de los resultados del análisis de conservación de los elementos originales. La intervención se ha realizado respetando los elementos originales en su totalidad, y empleando idénticos materiales y técnicas de construcción.