El diálogo con los artistas lleva hasta el espacio O_Lumen la poesía de Lola Mascarell
La poeta valenciana compartió una lectura de su obra que tuvo como hilo conductor la luz en sus sucesivos cambios a lo largo del día
El diálogo con los artistas ha llevado hasta O_lumen la poesía de Lola Mascarell. La poeta valenciana compartió una lectura de su obra que tuvo como hilo conductor la luz en sus sucesivos cambios a lo largo del día y que sirvió para preparar de forma poética estos momentos previos a las fiestas de Navidad.
Mascarell recitó versos de su primer libro, Mecánica del prodigio, aunque los poemarios protagonistas fueron Mientras la luz, que da precisamente título a la exposición de José Saborit que puede visitarse hasta el 31 de enero en O_lumen, así como el libro “Un vaso de agua”, la reciente publicación de Lola Mascarell que está siendo recibida de forma especialmente positiva por parte de la crítica literaria.
Tras la presentación y la lectura, la poeta mantuvo una conversación con Antonio Praena abierta a la participación de los oyentes. De este modo, conocimos mejor cómo la obra pictórica de Saborit y la poética de Mascarell caminan de la mano y comparten un claro denominador: la contemplación de la naturaleza, desde el silencio y el asombro, a fin de que el milagro de la existencia, la belleza de las cosas pequeñas, se dejen decir, se dejen ver, más allá de una mirada posesiva, incisiva y marcada por la inmediatez.
De este modo, comprobamos que realidades como prodigio, misterio o milagro ocupan un lugar central en la obra de esta poeta. Nos sale al paso en ella la sensación de una presencia casi divina que todo lo impregna. Hasta el punto de preguntarnos si acaso esa presencia es huella de un Dios. La poeta precisó que en sus versos ese milagro acontece especialmente ante la contemplación de la naturaleza, reconociendo incluso una dimensión panteísta en sus poemas.
Sin embargo -señaló Praena- poemas como Plegaria(de Un vaso de agua) se dirigen de una forma muy directa a un tú reiteradamente invocado. Preguntada sobre el posible paso hacia una visión más personalista de lo divino en su obra, Lola aclaró que el poema estuvo incluso a punto de titularse A un Dios desconocido, quedándose al fin, más fiel a su momento poético, en este paso previo, latente, pero no de explícita un invocación trascedente.
Advertimos que en el último poemario de Mascarell se introduce con mayor intensidad el tema del paso del tiempo, lo rápido que transcurre la existencia, lo poco que queda de nuestra vida, la certeza de la muerte. Hay incluso una visión de perspectiva del pasado a través de la memoria de los seres queridos. Lola respondió que, en efecto, hay una evolución, una madurez a la hora de sopesar la existencia, lo que lleva a preguntar por el sentido de la vida en innumerables versos. Una dimensión lineal que mira a un final, posiblemente de estirpe judeocristiana.
De igual modo, constatando la abundancia de publicaciones que han aparecido en el ámbito poético y en las que aparece una visión contemplativa, mística, espiritual, incluso teñida de religiosidades diferentes, sugerimos si, ante una realidad social, política o económica de crisis, donde valores como la justicia o los derechos han experimentado un retroceso, no estará la poesía huyendo, volviendo su mirada a otra dirección. Lola Mascarell respondió que precisamente no ve evasión alguna en ello, sino la opción y la voluntad de ver las cosas desde una perspectiva más honda, más sosegada, lúcida, sabia. Más que elaborar una poesía moral y ideológica, se trataría de resanar la mirada, como algo más propio del arte a la vez que más necesario precisamente en tiempos de cambio y crispación.
Lola Mascarell se despidió compartiendo un poema en el que su abuela es protagonista, agradeciendo y reconociendo la aportación de carácter cristiana que sus antepasados han brindado a su poesía, una tradición que enriquece su visión del mundo.