La novena edición de la Predicaminata congrega a 16 participantes de 5 nacionalidades
La peregrinación entre Cercedilla y Segovia tuvo lugar el pasado 4 de junio, y al día siguiente se celebró la tradicional visita a la Cueva de Santo Domingo
Bajo el lema Caminando juntos por la Paz, y organizada por la Fraternidad Laical de Santo Domingo de Atocha, Madrid, se celebró el pasado 4 de junio la novena edición de la Predicaminata, en la que 16 peregrinos recorrieron el mismo camino que Santo Domingo realizó en 1218 entre Cercedilla y Segovia. En esta ocasión, los peregrinos, procedentes de Vietnam, Myanmar, Filipinas, Ecuador y España, oraron por los afectados por la guerra de Ucrania, así como por las víctimas de todas las guerras.
Además, la Predicaminata sirvió este año para apoyar el proyecto de acogida a refugiados de Ucrania de Acción Verapaz, la ONG de la Familia Dominicana.
Este año el comienzo se retrasó debido a algunas dificultades técnicas con los trenes que tuvieron los peregrinos que salieron desde Madrid. Una vez superados los contratiempos, en Cercedilla, reunidos ya todos los peregrinos, se pudo comenzar a caminar con un tiempo excelente y un ambiente de fraternidad y alegría, que animó a todos a afrontar la subida al puerto de la Fuenfría por la calzada romana que asciende por el valle del mismo nombre. Algunos peregrinos que no podían realizar la Predicaminata completa nos acompañaron en esta primera parte, aunque luego tuvieron que volver a Cercedilla debido a otros compromisos.
Como ya es tradicional, los peregrinos portaron por turnos un zurrón con los evangelios, y una cuchara de madera que a su llegada a Segovia entregaron a las monjas dominicas, rememorando así el gesto de Santo Domingo de Guzmán con las monjas de Roma. En varios puntos significativos del camino se detuvieron a orar, lo que sin duda les dio fuerzas para seguir. También la ayuda de unos a otros, llevando en ocasiones la mochila al que tenía más dificultades, permitió que todos pudieran llegar a su destino.
Aunque el retraso en el comienzo hizo que llegaran más tarde de lo habitual a Segovia, también permitió que llegaran con menos calor que en otras ediciones. Además, en la última parte de la ruta, miembros de la fraternidad laical de Segovia salieron al encuentro de los peregrinos, uniéndose a ellos en su caminar, y dándoles fuerzas para recorrer juntos esos últimos kilómetros. Una gran experiencia sin duda tanto para los que realizaron la peregrinación por primera vez, como para los más veteranos. Como siempre, la acogida de las monjas dominicas del Monasterio de Santo Domingo el Real, y compartir la oración con ellas, fue lo mejor para muchos de este intenso fin de semana. Se culminó el sábado en la capilla de las monjas con una vigilia de oración por la paz. Este año, además, las monjas tuvieron un precioso detalle con los peregrinos, entregándoles una acreditación de haber realizado la peregrinación.
El domingo 5 de junio, tras compartir el rezo de laudes, y el desayuno ofrecido por las monjas, los peregrinos, unidos a la Familia Dominicana de Segovia y de Madrid que acudieron a la Cueva de Santo Domingo, celebraron la eucaristía de la festividad de Pentecostés, presidida por fray Juan José de León Lastra, veterano predicaminante.
En el jardín de la propia Cueva, organizada por la fraternidad laical de Segovia, pudieron compartir todos una comida de fraternidad. Con el rezo de las vísperas con las monjas culminó un fin de semana intenso de convivencia, oración y naturaleza, tras el que peregrinos y miembros de la Familia Dominicana volvieron a sus lugares de origen con el sentimiento de gratitud hacia todos los que lo han hecho posible.