Crónica de las profesiones simples de cuatro frailes de la Orden de Predicadores
Fr. César de Camps, Fr. Yurisbel Acosta, Fr. Mario Ríos y Fr. Óscar Sique
El 3 de septiembre en el convento santo Tomás de Aquino, en Sevilla, fray César de Camps Peña y fray Yurisbel Acosta Pérez (del Vicariato Pedro de Córdoba), fray Mario Ríos Canales y fray Óscar Sique Sique (de la Provincia san Vicente en Centroamérica), hemos hecho la primera profesión para la Orden de Predicadores. Lo vivimos con alegría y gozo puestos en Dios y sintiéndonos alcanzados por su misericordia.
La celebración fue presidida por fray Jesús Díaz Sariego, prior provincial de la Provincia de Hispania, y concelebrada por los frailes de la comunidad conventual de Sevilla y otros hermanos venidos de distintos conventos. Así mismo, nos acompañaron con su presencia nuestras hermanas dominicas de vida contemplativa, miembros de la fraternidad laical y la fraternidad sacerdotal, amigos y feligreses del convento santo Tomás y de la Parroquia san Jacinto en Triana. A través de las redes sociales estuvieron presentes nuestras familias y amigos desde República Dominicana, Cuba, El Salvador, Guatemala y otros países.
Compartir públicamente este paso en nuestro camino vocacional de seguimiento de Jesús al estilo de santo Domingo, ha sido un momento muy especial en nuestra vida.
En la homilía, fray Jesús, nos invitó a vivir en confianza en Dios para ser capaces de vivir con libertad la profesión religiosa que realizamos y la responsabilidad que desde ese momento recaería en nuestros hombros, no como un yugo pesado, sino como una forma palpable del amor de Dios en nuestra vida.
Remarcó valores y actitudes que debemos fortalecer aún más en nuestra vida (valentía, fidelidad, constancia…) y en nuestra vocación, para así ser capaces de crecer y anunciar el mensaje de Jesús a los hombres y mujeres de nuestro tiempo que lo necesitan.
Concluyó su reflexión invitándonos a posponer las relaciones familiares por el Reino, y abrirnos a ampliarlas; a cargar con nuestra propia cruz poniendo lo que somos y tenemos al servicio del Reino; y a renunciar a los bienes materiales, actitudes y sentimientos, que nos impiden el seguimiento constante del Señor.
Al finalizar la celebración, todos seguimos compartiendo en torno a la mesa, la amistad, el cariño y el agradecimiento por haber compartido un poco de nuestra vida y vocación.
Finalizada esta etapa de noviciado emprendemos caminos distintos para seguir nuestra formación en otros lugares del mundo. Nos quedamos con un recuerdo y sentimientos gratos por todo lo que hemos vivido y experimentado durante este año, y pedimos a Dios que bendiga con abundantes vocaciones a la Orden de Predicadores.
Fr. Óscar Sique Sique, O.P.